folcloreando
El ladrón y mi puerta roja

XIOMARITA PÉREZ
De esto hace 9 años. Ese día Amelia y yo estuvimos fuera de la casa haciendo varias diligencias y entre tapones y tapones llegamos a la casa a eso de las 7:20 de la noche. Inmediatamente Amelia pregunta, como pensando en voz alta “¿quién es que está en nuestro parqueo? No le hago caso, porque son dos parqueos, estaba cansada y no voy a discutir por un parqueo teniendo dos, a pesar de que la mayoría de esos parqueos estaban vacíos.
Tocando bocina
Me desmonto con algunas fundas en mis manos, mientras mi hija está recogiendo dentro del carro y de vez en cuando chequeo el vehículo desconocido, que pensaba que no tenía a nadie dentro. La puerta de abajo estaba abierta, porque los vecinos de uno de los apartamentos salían y los saludé. Mientras voy de nuevo a buscar más fundas, el carro blanco está tocando bocina desesperado y pensé que es esperando a alguien y cuando veo salir del edificio a un joven alto, moreno y desconocido para mí con una funda en la mano izquierda, hablando por el celular, le pregunto si él es el dueño del carro y me dice que no, que es un taxi, pero nunca miré hacia atrás para confirmar cuando abordara el mismo. Amelia subió primero mientras yo atendía las fundas.
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