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folcloreando

El ladrón y mi puerta roja

XIOMARITA PÉREZ

XIOMARITA PÉREZArchivo LD

De esto hace 9 años. Ese día Amelia y yo estuvimos fuera de la casa haciendo varias diligencias y entre tapones y tapones llegamos a la casa a eso de las 7:20 de la noche. Inmediatamente Amelia pregunta, como pensando en voz alta “¿quién es que está en nuestro parqueo? No le hago caso, porque son dos parqueos, estaba cansada y no voy a discutir por un parqueo teniendo dos, a pesar de que la mayoría de esos parqueos estaban vacíos.  

Tocando bocina

Me desmonto con algunas fundas en mis manos, mientras mi hija está recogiendo dentro del carro y de vez en cuando chequeo el vehículo desconocido, que pensaba que no tenía a nadie dentro. La puerta de abajo estaba abierta, porque los vecinos de uno de los apartamentos salían y los saludé. Mientras voy de nuevo a buscar más fundas, el carro blanco está tocando bocina desesperado y pensé que es esperando a alguien y cuando veo salir del edificio a un joven alto, moreno y desconocido para mí con una funda en la mano izquierda, hablando por el celular, le pregunto si él es el dueño del carro y me dice que no, que es un taxi, pero nunca miré hacia atrás para confirmar cuando abordara el mismo. Amelia subió primero mientras yo atendía las fundas.

“El protagonista”

Un grito lanzó Amelia “mamiiiiii se metieron los ladrones…la puerta está abiertaaaaa” y solo atiné a vocearle que bajara de inmediato. Corrí detrás de los vecinos que se iban y le di un toque a su vehículo para informarle de lo que estaba pasando, los que se devolvieron para darme auxilio. Amelia bajó, llamó a la Policía y luego fue que pensé que con el que dialogué fue el “protagonista”.

Por si acaso

Al entrar noté que el llavín de la puerta de hierro pintada de azul estaba violado y el de la puerta de madera, pintada de rojo chino. Luego pensé que con quien hablé fue con el mismo ladrón. No pude dormir en mi habitación, porque tomarían huellas. Medio dormí en un mueble de la sala que “tercié” en la puerta de entrada, por un “por si acaso”.

‘San se acabó’

Al día siguiente hice los contactos para una puerta multilock. No se imaginan la lucha que cogí para vender la puerta pintada de rojo chino, nadie quiso comprarla y Jacqueline Ventura me dio la idea de ponerla como espaldar de mi cama y el dilema “san se acabó”.

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