La Vida

Fábulas en alta voz

Los amigos que nos robó el poder

Llevo unos cuantos años observando la debilidad que puede tener la amistad cuando el poder y la fama se interponen. No lo digo desde afuera de la cancha, y sé que muchos de ustedes también juegan en mi equipo. Lo traigo a colación con conocimiento de causa. Sorprendida veo cómo algunas personas por el logro de un puesto o de éxito, limitan hasta su saludo, pues lo reservan para quienes entienden está a su novel o para quienes necesitan en determinado momento para continuar “subido en el palo”.  

Triste experiencia

Hablando con una amiga y colega hace unos días, salió a cuento el tema de la cantidad de amigos que nos ha “robado el poder”. Me contó varias experiencias por las que ha pasado creyendo que me iba a sorprender. La sorprendida fue ella cuando le hablé del comportamiento de gente que nunca nos imaginamos podía poner el poder por encima de una vieja amistad. De inmediato entendimos que cuando suceden cosas así, es una oportunidad para que ella, ustedes y yo nos demos cuenta de que los años no son los que fortalecen una relación entre amigos. Son las cosas en comunes que tengamos, son los valores, el interés en darle importancia a lo que verdaderamente la tiene, y más que todo, la comprensión y el respeto que se dispensan entre sí.

¿Qué es la amistad?

Para conocer mejor este concepto, juntas nos fuimos a una ciudad fabulosa, donde la definición es simple, pero profunda. Allí, amigo es con quien la persona se siente ser ella misma. Es ese que llega a tu casa y te encuentra en pijama, con los trastes sucios, con la casa sin recoger y no tienes por qué esconder nada. Al contrario, es quien si necesitas ayuda para acomodarlo todo, te va a ayudar sin criticarte, y si hay que tomar café en medio de todo, también lo hará concentrándose en el aroma, no en cómo está o no tu casa. Ambas quedamos sorprendidas de cómo se maneja en ese lugar la amistad. Allí la traición, los desplantes y los egos no participan de la relación.

Al servicio de los demás

Los engreimientos por logros vanales encuentran una fuerte barrera en esa ciudad fabulosa. Por eso no hay temor a que el poder te robe tus amistades, pues lejos de hacerlo, lo que hace es fortalecer los lazos de amistad. Lo que se ve como resultado es que quien llega a buenas posiciones pone su bienestar al servicio de su familia, de sus amigos y de quienes lo necesiten. Allí no se hacen “los chivos locos” como si no te conocieran para evitar, tal vez, que le ocupes. Prefieran no acercarse a ti por temor a que le pidas un favor, sin tomar en cuenta, los tantos que quizás, has hecho tú por ellos cuando el poder no los sustraía para convertirlos en máquinas de hacer dinero y disolver amistades. Pero lo triste de todo esto es que ese mismo poder, no los está preparando para su soledad cuando bajen del trono.

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