CULTURA
Reconocidos artistas visuales alzan la voz a favor de los artistas emergentes
Federico Cuello, José Sejo y Freddie Cabral lamentan la situación del artista recién graduado que carece de oportunidades para dar a conocer la calidad de su arte. Sugieren al Ministerio de Cultura restablecer la Dirección Nacional de Artes Visuales.
Cuando Rosmairy Pérez egresó hace dos años de la Escuela de Artes Plásticas de la Fuerza Aérea Dominicana Cándido Bidó Ventura, luego de estudiar escultura, tallado en madera y pintura, pensaba que sería más fácil mostrar al público su talento para el arte.
Y no fue así. Aunque admite que sabía que no podría hacerlo de inmediato, nunca se imaginó que fuera tan complicado conseguir apoyo para gestionar la logística que conlleva montar una exposición.
Contable de profesión, el desencanto la llevó a querer abandonar el arte. Pero no lo hizo y hoy, gracias al apoyo del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (Codap), Rosmairy y varias de sus compañeras de estudios participarán en su primera muestra cuando el próximo 30 de agosto se inaugure “Ellas y nosotras: memoria de 9 generaciones”, una colectiva en la que también participan Sonia Canto, Eneida Hernández, Iris Pérez, Yuly Monción, Grecia Rivera, Rosario Marrero, Marilyn Caminero, Aracelis García, Clemencia Gómez, Brenda Pérez, Rosa Tavárez, Felicia González, Lizett Mejía y Dorit Weil.
Más apoyo para el arte joven
A favor de mejorar las primeras experiencias de los artistas jóvenes se levantan las voces de los veteranos artistas José Sejo, presidente del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (Codap); Freddie Cabral, presidente de la Unión de Escultores Dominicanos (Uedom), y el reconocido pintor Federico Cuello.
Cuello, maestro en la escuela Cándido Bidó de la Fuerza Aérea Dominicana (FARD), asegura que es muy triste la situación del artista recién graduado que carece de oportunidades para dar a conocer la calidad de su arte.
“Muchos de ellos salen de universidades y buenas escuelas de arte del país y no encuentran, salvo el Codap, quién les dé esa oportunidad.”
Agrega que un artista acabado de salir no encuentra dónde exponer. “Lo primero que le dicen es que es un buen trabajo, pero un trabajo de escuela, de universidad, que no tiene ‘background’, que dónde ha expuesto antes”.
Desilusionados, a los dos o tres años se desligan totalmente de las artes por falta de esa oportunidad.
Sejo comenta que uno de los ‘peligros’ fundamentales con los artistas jóvenes es que como no tienen experiencia del mercado y no saben cómo obrar o promocionarse, pueden caer en manos de aprovechadores.
“Muchos optan por la línea del tatuaje, una técnica que tiene mucha demanda y les genera más ingresos que las obras de arte”.
“Antes -sigue Sejo- el maestro de la época de nosotros te decía que tenías que pasarte 20 años en el taller, pero porque no querían competencia. Eran consejos a los que no les veías sentido, que te digan que después de graduarte tienes que pasarte 20 años en un taller y que el producto de esos 20 años es lo que vas a presentar”.
“El arte es lo que nos representa culturalmente como país. El arte no necesita de idiomas. La obra habla y dice cómo es un país. Cuando una obra es digna dicen que el país ha avanzado. Nos representa culturalmente porque una obra es única. El nivel de la obra habla del nivel del país”.
Hoy día, maestros como Federico Cuello explican a los estudiantes sobre la realidad que encontrarán y los motiva a colegiarse, a conocer el mercado y a no dejar el oficio.
“Ellos se acercan o nosotros nos acercamos para que se hagan miembros, les explicamos sobre las oportunidades que van a tener”, explica Sejo.
En República Dominicana hubo una etapa de florecimiento en esa línea en los años 80, sostiene Freddie Cabral.
“Existía la Casa de Bastidas, que tenía muchas salas y jugó un papel enorme en las artes plásticas. Se les daba atención a los artistas. Había un consejo directivo. La directora era Rosa María Vicioso. El artista era valioso, respetado. Eran damas que se entregaban a los artistas. Se sentía que lo que uno hacía tenía valor. Había una vida cultural amplísima”, dice el reconocido escultor.
“Lo más difícil para un artista es exponer la primera vez, romper ese hielo. Pero si ya son miembros del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos, ya pueden acceder a los beneficios del colegio”.
Antes del auge de las artes plásticas que llegó con la generación de los 80, era muy difícil exponer en el país, agrega Sejo.
“Aquí no le daban espacio a nadie en una sala de exhibición, y había pocas. Con la generación de los 80 logramos romper un poquito esa brecha y el artista joven llegó a respetarse. Incluso tuvimos nuestra propia galería, 80 Galería de Arte. Recuerdo que estaba en la Sánchez esquina Mercedes. Esa galería era un espacio para nosotros no solamente exponer como grupo, también se daban clases para niños y fue un proyecto muy interesante”.
Mostrar el arte cuesta
Hoy día, un artista debe disponer de entre 200 mil y 300 mil pesos para presentar una buena exposición.
¿Tanto? Sí, sostienen Sejo, Cuello y Cabral en entrevista con LISTÍN DIARIO. Porque dar a conocer el trabajo es mucho más que buscar un lugar donde exponer las obras. Hay todo una logística que conlleva enmarcados, elaboración de un catálogo, brindis y una programación de actividades con el público y los medios de comunicación.
“El arte es sobre crecimiento espiritual. Cuando trabajas tienes prácticamente una conexión muy parecida a la meditación. Te entregas a tu obra. Hay un diálogo con la materia. Eso te tranquiliza y es saludable. El arte trasciende al artista. Es un legado”.
“A veces te dicen aquí está la sala pero tú buscas lo demás. Pero oye, un artista que va subiendo, un artista joven, de dónde saca tanto dinero para todo eso”, se pregunta Cuello. “Hay artistas que no tienen ni para un brindis ni para el catálogo”.
Sejo indica que el Codap ha apoyado muchas primeras exposiciones. Pero este apoyo no basta, pues la institución tiene una agenda muy fuerte durante el año.
Por eso, ahora que el gobierno estrena un nuevo período, Sejo, Cabral y Cuello consideran que es oportuno alzar la voz para que el artista visual reciba un mejor tratamiento.
Por ejemplo, sugieren restablecer la desaparecida Dirección Nacional de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura para que, desde esa estructura (prefieren que la llamen de Artes Visuales), se gestione ayuda para los artistas que comienzan su andar por el arte.
Apuntan que existe actualmente un florecimiento de las artes visuales, de gente interesada en el arte, un resurgimiento en cuanto a las galerías y mucha difusión.
Rosmairy Pérez desistió de abandonar los estudios de arte “porque a veces uno mismo es el que se incentiva y si esos ánimos no están se tiene que tomar una decisión drástica”.
Dice que la competencia, las exigencias del mercado, no conocer el mundo del arte ni saber cómo moverse en los medios complican más el sueño de participar en una exposición.
¿Por qué estudió artes?
“Uno siempre tiene que tener esa parte creativa viva porque si no la vida va a ser una rutina. El arte le da a uno un sentir en la vida”, contesta Rosmairy.
Los veteranos artistas coinciden en que esta Dirección podría aprovechar ese florecimiento para trabajar directamente con los artistas y canalizar para ellos cursos, ayuda para las exposiciones e intercambios que favorezca a las artes visuales del país.
Expresan que esta entidad podría acercarse a plataformas y espacios como el Museo Freddie Cabral para desarrollar pasantías con artistas internacionales o del interior del país.
“Se necesita un departamento para que las artes visuales estén representadas en el Ministerio”, apunta Sejo.
Buen trato. Con todo, Sejo explica que el Ministerio de Cultura mantiene un acercamiento con el Codap bastante bueno. “Trabajamos conjuntamente con la Bienal Nacional como coorganizadores, con el Premio Nacional de Pintura y nuestra opinión como colegio se toma muy en cuenta”.