LA VIDA

Mis bodas de oro con la educación dominicana

Mariana Morales Vilorio, MSc. Educadora/Formadora.

Mariana Morales Vilorio, MSc. Educadora/Formadora.

Por: Mariana Morales Vilorio, MSc. Educadora/Formadora.

Doy gracias a mi Dios Trino por tantas bendiciones recibidas durante estos 50 años de matrimonio con la educación dominicana (1974-2024). Le agradezco por darme la vocación de educar y por estar conmigo en cada paso del camino. Dentro del mundo académico, siempre he sido vocera de su reino.

Los niños, los adolescentes, los jóvenes y los adultos han sido mi inspiración para educar, por vocación y decisión, de contribuir a lograr un mundo mejor. Porque educar es más que instruir, es formar seres humanos responsables, conscientes de sus deberes y derechos como ciudadanos, impulsándolos a desarrollar sus potencialidades, a expresar sus emociones y creencias, respetando a sus semejantes y el medio ambiente.

Desde el 1974 he dedicado la mayor parte de mi vida a educar, ya en los últimos años como consultora educativa, específicamente en el área de matemática. Estudié magisterio y luego Educación mención Matemática y Física. También un master en Matemática. Impartí clases en escuelas y colegios, así como en las universidades APEC, PUCMM y en la UASD, en esta última por 24 años. Los últimos años también trabajé en extensión, investigación y dirección del Centro UASD Hato Mayor, mi pueblo natal.

Aparte de ser educadora y maestra de matemática por 50 años, también he sido formadora cristiana católica. Mi mayor satisfacción ha sido siempre dar testimonio de vida a las nuevas generaciones de que es posible combinar la vida profesional, el trabajo, con la vida familiar y el compromiso con la evangelización, siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo.

Por gracia de Dios tengo una familia maravillosa, la cual me ha apoyado en mis largas ausencias del hogar, para dedicarme a la ardua labor de educar y de servir en el Reino de Dios, en mi Iglesia Católica. Agradezco a mi esposo, hijos, hermanos, padres y demás familiares, por el apoyo que me han dado.

En conclusión: El Maestro de maestros, Jesús de Nazaret, es quien me ha inspirado y fortalecido durante este largo y difícil trabajo de educar, que nunca termina, porque soy maestra por vocación.