REALIDAD Y FANTASÍA

Temores

María Cristina de Carías

María Cristina de CaríasArchivo LD

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maría cristina de caríasSanto Domingo

Hay una queja generalizada en lo que se trata de las nuevas modificaciones que el gobierno tiene planificadas.

El temor se centra en la sufrida clase media. Se habla y se discute sobre las posibles medidas. Hay reuniones presididas por personajes muy versados en la materia, todo muy a tono con el momento, pero se les olvida algo esencial. Todas las modificaciones van dirigidas al aumento, no a la disminución, y esto recaerá sobre la clase media, la que parece totalmente olvidad por los dirigentes y aquellos que sirven de consejeros.

Tomemos, por ejemplo, el asunto de la energía eléctrica. Pésimamente manejada, con un tendido de cables que perturban por su peligrosidad y obstaculizan no solo el paisaje sino los elementos que sirven de pulmón en la ciudad como son los árboles.

Nadie habla de soterrar el cableado, esto no está escrito en ninguna parte, solo se habla de la extensión del servicio y uno que otro hace énfasis en la pésima administración.

Todas las modificaciones que se harán vendrán como torrencial lluvia sobre la sufrida clase media. Ya estamos abrumados por un abusivo aumento en la factura, fruto del cambio de administrador, no se leen los contadores, solo se cobra según el sector. Las clases menos pudientes tienen su problema resuelto, hay bonos para todo.

La clase más pudiente tiene la suerte de que le exoneren de pago por deudas acumuladas.

Así, tranquilamente, mientras la clase media, aquella que se levanta al amanecer para llegar al trabajo, en medio del caos del tránsito urbano, para devengar un sueldo que apenas le alcanza para comer; viéndose obligada a buscar otro sitio de trabajo, apenas salga de su oficio habitual.

A todos nos tiene preocupados esta situación, la que no parece tener trazas de mejorar, sino por el contrario: empeorar. 

Son miles los estudiantes que trabajan y salen presurosos de sus puestos para recibir enseñanza nocturna en las universidades abiertas con ese laudable propósito, hasta bien avanzada la noche. ¿Pero… qué futuro les aguarda a estos esforzados aspirantes a profesionales? La carga fiscal los aplastara sin remedio, la carestía de todo lo que aspiran, subirá mucho más.

Yo no veo muy claro el futuro, ni tampoco lo ven mis congéneres. Una modificación como la que se planea tendría por fuerza que tener en cuenta a la oprimida clase que es el pilar de la economía.        

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