REALIDAD Y FANTASÍA
El remedio para la canícula

María Cristina de Carías
El calor tiene a Emma absolutamente descolocada. Es tanto el sofoco que le produce la agobiante temperatura que ha decidido barrer y trapear cuando el sol apenas asoma su dorada cabeza.
Este trajinar casi en la madrugada me despierta sin remedio y no tengo otra alternativa que la de levantarme, pedirle un cafecito para saludar al sol con más ánimo y un poco más despierta.
Mis hijos, alarmados por este afán de madrugada, se han ofrecido a instalarle un aire acondicionado en su cuarto. ¡Más les valiera no haber hecho la generosa oferta!
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