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Madre rica, madre pobre

La madre pobre está atrapada en el círculo que le enseñaron, sabe que algo está mal, pero no acciona para el cambio.

Las mujeres tenemos la intuición, es un regalo vinculado a ser mujer.Pixabay

Luchy ÁlvarezEspecial para Listín Diario 
​Santo Domingo

El título, no es por casualidad parecido al famoso libro de Robert Kiyosaki, Padre Rico, Padre Pobre. Ya que sirvió de inspiración, para muchos y tomándolo como referencia, vamos a hablar de los aspectos culturales, emocionales y financieros que empobrecen a la mujer y los que las enriquecen.

La madre pobre tiene una casa bonita, hijos profesionales, ahorros y cero inversiones. La madre rica tal vez, tenga una casa menos costosa, sus hijos tuvieron que ganarse una beca o pagar su universidad, pero tiene inversiones que le aportan ganancias mensuales y con las que se va a pensionar.

La madre pobre siente orgullo por tomar decisiones prudentes, por sus estudios profesionales (es probable que aún esté estudiando), por su desarrollo y esfuerzo de trabajo, en x/y empresa.

La madre rica se siente orgullosa de recibir mentorías financieras de personas ricas, un atajo para ganar dinero y tiempo, de recibir alquileres mensuales, de poder vender un solar o un apartamento y ganarse lo que gana de sueldo, en dos años.

La madre pobre está atrapada en el círculo que le enseñaron, sabe que algo está mal, pero no acciona para el cambio. La madre rica le dice a su jefe, a sus hijos y a todos los demás: "Vuelvo en unas horas", y trabaja para cambiar el escenario.

Nuestra mente refleja lo que somos. Cualquier concepto, creencia o juicio debe ser reflexionado si nos hace ruido o nos impide avanzar. Es probable que estés equivocada, muchas de nuestras creencias, hábitos y decisiones fueron instauradas a lo largo de nuestras vidas.

Las mujeres tenemos la intuición, es un regalo vinculado a ser mujer. Nos sentimos molestas cuando algo no está mal y motivadas cuando está bien. Por eso somos excelentes inversionistas. Escúchate y respétate, ponte por encima de lo socialmente correcto, decide detenerte y posponer unos minutos ese trabajo urgente, para pensar en tu bienestar y tranquilidad.

Es muy probable que fueras criada bajo los conceptos de empoderamiento femenino, por lo que ahora te sientas confundida y engañada. Por el contrario, si creciste en la pobreza o con limitaciones, esto también te marcó. Hablemos de estos dos escenarios:

Madre soltera, luchadora y trabajadora:

Mis respetos para esas madres que, como yo, fueron madres solteras, tuvieron que luchar por una pensión alimenticia, trabajar y estudiar en la universidad al mismo tiempo y romper brazos para destacarse laboralmente.

La carga emocional y el estrés con los que has vivido son increíbles. Es posible que te hayas perdido en las batallas, como Don Quijote con los molinos y cuando miras atrás, aunque te sientas orgullosa de tus hijos y tu carrera, seas pobre porque no tienes inversiones y tus ingresos dependan de que tú estés empujando.

Encuentro muchas madres en mentorías que tienen buenos hábitos de ahorro y deudas bajas, sin embargo, no han invertido nunca. La edad para una mujer iniciar sus inversiones son los 20 años, eso pasa en escasas situaciones.

La mujer que vivió o está viviendo situación de escasez, con ingresos que no alcanzan para pagar el alquiler y la comida, suele presentar miedo a invertir y perder todo en cualquier momento, una creencia limitante que le crea inseguridad.

Lo anterior está basado en mi experiencia laboral como coach y mentora. Otra limitante de estas mujeres hechas por sí mismas es el orgullo, el sentimiento de "yo puedo" y "no necesito ayuda". Tú puedes, claro que sí, pero mereces toda la ayuda del mundo.

Tus hijos no te van a pensionar, esa universidad que pagaste, los idiomas y el fútbol, fueron un gasto. Tampoco la institución donde laboras o el gobierno. Tu futuro depende de ti.

Tres consejos para mujeres que están en situaciones de bajos ingresos y las que vienen de esta situación:

1- Invierte. Abre un fondo de inversión con 10,000 pesos. Súmale como un san, todos los meses ahorros, ayúdate de los intereses mensuales. Compra inmuebles para invertir, gana dinero de intereses y reventa.

2- Busca ayuda, te la mereces. Invertir en nosotras mismas, muchas veces es lo último. Gastamos miles en la universidad y muy poco en superar nuestras creencias y lograr nuestras metas.

Busca un mentor financiero, sigue cuentas de personas que sean reales y prácticas. Todo lo que somos se puede modificar, depende de ti. Nuestro cerebro, emociones y actitudes se pueden cambiar. Si tienes creencias limitantes, miedo, confusión, que esto no te detenga. Responde esta pregunta: ¿Cuándo tenga 60 años, tengo un plan para retirarme?

3- El lugar donde estás no te define, sino donde quieres estar. La evolución financiera adecuada para una mujer y que no te enseñan porque tus padres y maestros es probable que tampoco lo sepan:

a) Salir de los bajos ingresos, trabajando, estudiando, invirtiendo y emprendiendo. Todo lo anterior son opciones, no es tu profesión solamente, abre tu mente.

b) Ahorra e invierte. Una vez el dinero alcance para cubrir tus gastos mensuales, ahorra e invierte al mismo tiempo, aunque sea abriendo un certificado financiero de 20,000 pesos, inicia.

c) Desarrolla tus inversiones. Es un proceso paulatino, nadie te va a recomendar esto porque es cuando el sistema, te paga a ti.

El empoderamiento femenino y la presión social:

Según Wikipedia, el empoderamiento femenino se refiere al fortalecimiento de las capacidades personales, la confianza y la ocupación de espacios políticos y sociales protagonizado por mujeres.

Con esta definición y que las mujeres estamos ocupando mejores cargos y obteniendo mejores ingresos, se pensaría que la mujer es más rica. Lamento informarte, que no es así.

Lo que te hace rica no son tus ingresos, sino el uso que haces de ellos. En una sociedad que nos dice qué vehículo debemos usar si somos empoderadas, la marca de tus zapatos y de tu cartera, puedes tener gastos mensuales muy superiores a tus ingresos.

Luego está la cultura, que nos enseña a no priorizarnos y evadirnos. Una madre pobre sostiene su estilo de vida aunque para esto se endeude, se declara atrapada en el círculo del trabajo y los pagos, no es capaz de realizar un plan y sostenerlo, porque tendría que sacrificarse de forma momentánea para recoger frutos más adelante.

Una madre rica pone límites, establece como prioridad su futuro y su tranquilidad. De acuerdo con esto, se realizan los ajustes, no está alimentando un sistema capitalista, entendió que, si recibe varios ingresos, siendo gran parte de ellos pasivos (alquileres, acciones, bonos), no tiene que trabajar tanto, tiene su futuro en sus manos.

Soy una mujer empoderada, uso mi poder para generar cambios sociales y económicos, para cuidarme y a los que me rodean. Enseño a mis hijos a poner límites, con mi ejemplo. Creo sistemas, no me conformo con tratar de encajar en ninguno. Ha sido un largo proceso de crecimiento, lleno obstáculos, donde diariamente aprendo y empujo el proceso de los demás.

Estamos en un momento de disrupción socioeconómica, significa que la vida que hasta ahora vivimos es insostenible en el futuro. La inteligencia artificial, los problemas psicológicos y el cambio climático nos arrojan evidencias contundentes. ¿Qué vida quieres vivir y qué harás para lograrlo? Es la pregunta que quiero regalarte para el Día de las Madres.

Luchy ÁlvarezCharlista y mentora financiera

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