REALIDAD Y FANTASÍA
El colmado
El colmado fue durante muchos años una institución en los barrios de Santo Domingo.
La introducción de los supermercados significó la decadencia y en muchos casos la muerte de esos establecimientos tradicionales, en donde se compraba y se conseguía no solo de todo, sino que le fiaban al cliente que pasaba apuros económicos en esos días.
En Ciudad Nueva existe un colmado que a mi modo de ver es el prototipo de los colmados tradicionales, los que reinaban en el vecindario, en otras épocas menos agresivas y enloquecedoras como las que vivimos ahora.
Es el colmado Borinquen, situado en una de esas calles encantadoras con que cuenta la ciudad con cinco siglos a cuestas, la calle Arzobispo Portes. Allí en aquella calle adornada con un sinnúmero de trinitarias de diversos colores y de árboles florecidos se siente la sensación de que el tiempo se detuvo, todo trascurre con más calma y en el colmado se consigue todo lo del diario vivir, además de cuadernos, lápices, bolígrafos, toda clase de licores y, por supuesto, cerveza fría.
Un ratito en el colmado es volver a vivir otra época, más amable y familiar.