Cuestión de imagen e identidad
¡Hay que regular los colores en nuestros símbolos patrios!
El 27 de febrero es Día de la Bandera, la cual, según la Constitución dominicana de 2010, “se compone de los colores azul ultramar y rojo bermellón”. Sin embargo, muchas instituciones exhiben banderas con otras tonalidades de azul y rojo.
Estamos “celebrando” el Mes de la Patria, que se inició a partir del 26 de enero, conmemorando el nacimiento del patricio Juan Pablo Duarte, hasta el 27 de febrero, Día de la Bandera y de la Independencia Nacional, razón por la que dos de nuestros principales símbolos patrios se exhiben en nuestras instituciones, hogares y plazas públicas. Sin embargo, aún con ocasión de tan importante celebración, tanto el Estado dominicano como sus representantes ignoran la confusión que propician en las viejas y nuevas generaciones, al presentar tan cambiadas tonalidades de azules y rojos que capturan nuestras emociones al ver ondear nuestra Bandera.
Si partimos de que el color es un elemento de expresión, cuya imagen comunica, influye y transmite sentimientos, lo que evidencia la gran confusión que podrían las diferentes tonalidades de azules y rojos que exhiben al público nuestras banderas, desde el punto de vista emocional, sociocultural y de valores de apego e identidad, Efemérides Patrias y otras instituciones del Estado dominicano tienen el deber y la obligación de regular el tono de los colores que muestran nuestros símbolos patrios, como son la Bandera y el Escudo nacional, conforme con lo establecido en la Constitución dominicana y Ley de Símbolos Patrios.
Tanto el azul como el rojo en nuestros símbolos patrios representan la intención expresada por quien los ideó y quienes materializaron y consagraron la Bandera y el Escudo Nacional, como símbolo de los ideales que motivaron y sustentaron su lucha para lograr nuestra independencia y soberanía, aparte de los atributos que le atribuyen la ciencia y/o teorías de la psicología e imaginario popular a las distintas tonalidades de los colores.
La Constitución dominicana del 26 de enero de 2010, en su artículo 31, dice: “La Bandera Nacional se compone de los colores azul ultramar y rojo bermellón, en cuarteles alternados, colocados de tal modo que el azul quede hacia la parte superior de la asta…”, destacando así la importancia de su azul ultramar, que se asocia a cualidades positivas como la amistad, confianza, armonía; ideales libertarios, de honor y justicia, etc..
El azul ultramar surge precisamente de la naturaleza, de un mineral color azul, se conocía como una piedra semipreciosa encontrada en la antigüedad en montañas de Afganistán, aunque también ya existe la creación artificial de este color, cuya preparación arroja algunas pequeñas variantes en su tonalidad original, pero calificadas dentro de la escala azul asignado constitucionalmente a nuestros símbolos e insignias de la nación dominicana.
Pese a que el rojo bermellón se parece al escarlata un poco anaranjado, y proyecta profunda brillantez como opinan personas expertas, y la tonalidad está vinculada a la pasión, la vida y a la eternidad, su presencia en nuestros símbolos patrios lo asocia a la sangre derramada en la conquista de la independencia y soberanía nacional. También, igual que al azul ultramar es la naturaleza la que le aporta los pigmentos que le imprimen las cualidades asociadas a la intención que los marca en nuestros símbolos patrios. Esta tonalidad roja en nuestra bandera y escudo nacional está impregnada por compuestos minerales como son el azufre y el mercurio.
Es por ello que los colores azul ultramar y rojo bermellón asignados a la Bandera y el Escudo Nacional no deben variarse. ¡Alerta, Estado dominicano, sobre todo Efemérides Patrias! Hay que regular y velar para mantener su autenticidad, de forma que así estas insignias puedan transmitir el verdadero respeto y la admiración que emociona y transmite sentimientos de auténtica dominicanidad.