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Psicología

La importancia de evitar que los adultos mayores se aíslen y se sientan solos

Nuestros envejecientes necesitan calor humano, rutinas, sentirse útiles y rodearse de sus seres queridos. ¿De qué nos vale tenerlos vivos, aislados y sintiéndose tristes?

Cuidemos de los adultos mayores y permitamos que tomen decisiones.

Cuidemos de los adultos mayores y permitamos que tomen decisiones.iStock

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Carmen Virginia Rodríguez
Especial para Listín Diario
​Santo Domingo, RD

Las relaciones interpersonales sanan, acompañan y previenen enfermedades. La familia, los amigos, compañeros de trabajo se van fortaleciendo a través de los años en la vida de los seres humanos. Sin embargo, en la medida en que envejecemos, se van quedando personas queridas atrás, o en otros casos, van muriendo porque es ley de vida. Por eso, si hay algo a lo que debemos prestarle atención con relación a nuestros seres queridos mayores, es la soledad y el aislamiento.

Estamos llamados a cuidarlos, pero debemos cuidarlos acompañándolos, y respetándolos a pesar de sus avanzadas edades. “¿De qué me sirve estar viva, si no puedo disfrutar lo que me gusta?”. Eso me preguntó una persona, de edad avanzada, que los hijos se preocupaban, porque ella era muy activa.

Me decía con mucho pesar, que siempre había trabajado, que era una persona muy activa, con un grupo de amigas, de las cuales ya había visto morir algunas. Pero, a la vez, se enorgullecía de decir que, a su edad, aún era independiente. Que no necesitaba ayuda extra para su aseo personal ni para facilitarse su alimentación.

Sin embargo, por el miedo a que enfermara, o le pasara algo, los hijos le estaban restringiendo las salidas. Cuando era a consultas médicas, la llevaban muy felices, pero cuando quería salir a juntarse con sus amigas, simplemente por placer, todos protestaban y no se lo facilitaban.

Esta señora, sin saberlo, estaba triste, posiblemente producto del control y privación de entretenimiento en compañía de quienes aún entendía que podía divertirse.

Nuestros envejecientes necesitan el calor humano, necesitan sus rutinas, sentirse útiles y rodearse de sus seres queridos. ¿De qué nos vale tenerlos vivos, aislados y sintiéndose tristes? Cuidemos de ellos, pero vamos a escucharlos, y dentro de sus posibilidades, tanto de salud como de movilidad, permitamos que tomen decisiones, porque además estas, serían cosas o actividades que quieren y pueden hacer.

Carmen Virginia Rodríguez
La autora es psicóloga especialista en gerontología en Grupo Psicológicamente