De niño inquieto a cirujano exitoso: una historia de inspiración y motivación
En mis inicios laborales pasé por muchos desafíos. Unos de los cuales incluyó ofrecer clases en inglés en un colegio bilingüe. Para entonces, aunque estaba avanzada en la carrera de psicología, no sabía a qué me enfrentaba. Mis queridos “niños Horizons” dejaron huellas como grupo, por ahí comencé la docencia. Un chico, en particular, José Daniel, siempre recordé su nombre, seguramente porque lo repetí tanto por tres años consecutivos, fue mi vecino de mesa, obligada a mantenerlo cerca, era la única forma bajo mi vista, proporcionando tareas extras. Su nombre quedó tatuado en mi memoria pese a que se torna dificultoso cuando pasan muchas personas como docente o en consultorio.
Los maestros, padres, abuelos, psicólogos deben ser siempre congruentes como educadores y ponerse de acuerdo en mantener la palabra, con fortaleza, pero con amor. Excluir a un niño de la escuela por sus inconductas es lo más fácil y cómodo, modificarlas da trabajo pero es la tarea de todos. El verdadero desafío es mantener un régimen de consecuencias, perseverar. Los talentos hay que exaltarlos y encausarlos, los niños son nuestros funcionarios, presidentes y en las manos de quien estaremos mañana. ¿Estamos educando con valores?
El chiquillo de esta anécdota nos mantenía creativos, le dábamos tareas de cuidar, aunque no funcionaba por mucho tiempo, siempre tenía otras ideas que consideraba mejores, usualmente distintas a nuestras expectativas. En aquellos tiempos de pocos recursos digitales, había que ser creativos para mantener el orden y el interés con lo que teníamos a mano.
Por años encontré a aquellos niños, ya grandes y profesionales. Con frecuencia se nos aguaban los ojos cuando se acercaban: “¿Teacher Ana?”, al reencontrar las miradas en otros escenarios y conectarnos con viejos afectos. Por muchos años preguntaba a quienes entendía podrían decirme qué fue de aquel chiquillo inquieto que mantenía la clase en vilo, nadie sabía. Hasta un día, jueves de #tbt, cuando encontré una foto grupal y decidí que ese día lo encontraría. Confieso que temía que hubiera tomado malos pasos. En ocasiones los niños que se aburren con lo común, si no se les proporciona seguimiento, se pueden perder.
Esa tarde decidí que lo encontraría, y lo logré. Cuando hallé su foto en el Instagram y observé su cara, dije: “Él mismo es”. No puedo describir la emoción que sentí al encontrarlo, fue sorprendente. Una mezcla de un gran orgullo, satisfacción, alivio, porque aquel pequeño travieso se había convertido en un hombre de bien. Mi corazón no cabía en el pecho, todo un científico, cirujano. Operando en Estados Unidos y en Santo Domingo. Ginecólogo, con deseos de aportar, ofrecer su trabajo en operativos de salud. El mejor regalo que tuve en el año 2023, sin lugar a duda, fue la alegría de que aquel genio encontró la vía de superarse a sí mismo, y pienso que siempre lo hará. Felicitaciones Dr. Endometriosis. Siga usted comprometido con la excelencia, ejemplo para que padres con niños como usted, en su momento, tengan esperanza y sean firmes en su disciplina, y sea fuente de inspiración y motivación para la sociedad.