Fábulas en alta voz

La “burundanga” a otro nivel

Marta Quéliz

El lunes circuló un audio de un doctor dando testimonio de cómo estuvo a punto de ser presa de una persona de esas que “pasan el papelito” para aturdirte y hacer su “agosto” con tus pertenencias. La voz de alerta de quien habla con mucha autoridad y credibilidad, sin duda ha puesto a más de uno “chivo” con esta práctica vieja en el país, pero que ahora al parecer viene “renovada” con rostros internacionales que hace que cualquiera caiga.

La práctica se internacionaliza

El hecho de ser precavido ayudó a salir airoso a quien se definió como un médico que acababa de salir de su consultorio. Pero igual, se puso en peligro por darle cabida a alguien que vio como a un extranjero, no como a un supuesto antisocial, pues aunque no dejó que se le acercara, sí tuvo conversación con quien en el papel que le pasaba para que le ayudara a “localizar” a su familia fuera del país, al parecer tenía la conocida “burundanga”, que científicamente se llama escopolamina. Con este relato nos dimos cuenta de que esta “operación” sigue siendo una realidad, pero internacionalizada.

Una vuelta fabulosa

Para ver cómo podemos evitar que uno de nosotros sea la próxima víctima, quise llevarlos a una ciudad fabulosa donde pese a que no existe este tipo de comportamiento antisocial, sí hay herramientas que ayudan a prevenir que alguien sea afectado por robos, asaltos y demás prácticas ilícitas contra la propiedad e integridad física y emocional de las personas. Las medidas comienzan con campañas de orientación desde las escuelas y las entidades encargadas de preservar el orden ciudadano. Allí la gente se lleva de consejos y hay incredulidad cero sobre las posibilidades de que a cualquiera le puede pasar algo de desafortunado. Nadie se cree “omnipotente” y por eso siempre los habitantes están al acecho.

Papel de las autoridades

En aquella ciudad fabulosa toman las precauciones por si algún forastero llega a querer imponer “novedades” delincuenciales, puesto que ellos como tal, son incapaces de dañar a sus paisanos. Las autoridades se encargan de evitar a toda costa que se den hechos lamentables. Por ello es que el patrullaje abunda, y lo mejor, el régimen de consecuencia para los malhechores es duro y contundente, de ahí que nadie se atreve a inventar porque el “pasar un papelito con burundanga” puede conllevar un fuerte castigo.

Despertando de un sueño

De vuelta a la realidad, resulta triste saber que cada día toman más fuerza en República Dominicana prácticas de engaño que atentan, no sólo contra lo material, sino también contra la salud física y emocionald de la gente. Y lo peor es que, quienes incurren en ella la van “adaptando a los tiempos”, como la vieja “burundanga”, ya tal vez no te la entrega el típico delincuente de barrio, porque de éste estamos alerta, sino un extranjero de los que vienen a delinquir aquí y a los que nadie les está poniendo freno.

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