PSICOLOGÍA
Después de la tormenta viene la salud mental
Las consecuencias para la salud mental de los desastres naturales incluyen estrés, ansiedad, insomnio, conductas de afrontamiento de alto riesgo, como un mayor consumo de alcohol, y trastornos mentales como depresión, ansiedad y estrés postraumático.
Nuestra media isla, por su ubicación geográfica y su clima tropical, todos los años está a expensas de las tormentas tropicales y los temidos ciclones y/o huracanes.
La amenaza de condiciones climáticas extremas y desastres naturales puede ser un importante factor de estrés psicológico y emocional.
Las comunidades y los individuos son afectados por las inundaciones, los derrumbes, las pérdidas de sus casas, pertenencias y lo más lamentable, la vida. Ante esto tienen un claro impacto en la salud mental.
Además, generan muchos daños económicos que se derivan de este tipo de situaciones que desencadenan, a su vez, malestar, problemas psicológicos y un agravamiento de las patologías psiquiátricas ya existentes.
Sin embargo, gran parte de sus efectos se producen de forma indirecta. Estas consecuencias para la salud mental de los desastres naturales incluyen estrés, ansiedad, insomnio, conductas de afrontamiento de alto riesgo, como un mayor consumo de alcohol, y trastornos mentales como depresión, ansiedad y estrés postraumático.
En nuestro país son cada vez más frecuentes los desastres repetidos y sus efectos en el bienestar, la estabilidad económica y la infraestructura en muchas zonas. Esto ocasiona estrés comunitario acumulativo, aumento de la pobreza, violencia doméstica y abuso de sustancias y migración forzada.
En el caso reciente, las inundaciones, también se han asociado con afecciones de salud mental como niveles elevados de ansiedad, depresión y trastornos de estrés postraumático.
Por otro lado, se encuentra el personal voluntario de la Defensa Civil, los bomberos y demás trabajadores de emergencia, quienes están involucrados en la respuesta a desastres relacionados con condiciones climáticas extremas y corren un mayor riesgo de sufrir consecuencias para la salud mental, tanto a corto como a largo plazo. Estas personas pueden ser tanto respondedores como víctimas, y deben brindar atención a la población mientras gestionan los impactos adversos de un desastre para su propia familia.
Este personal de respuesta y emergencia a menudo está expuesto a lesiones o muerte en el desempeño de su trabajo, lo que puede aumentar los impactos negativos.
Consejos
La Asociación Americana de Ansiedad y Depresión ofrece algunas estrategias para afrontar huracanes y desastres naturales similares:
-Cree un plan: estar preparados puede ayudar a reducir la ansiedad antes, durante y después de una gran tormenta. Haga un plan para evacuar y prepare kits de emergencias.
-Manténgase informado: Esté atento a la información y avisos meteorológicos. Eso puede ayudarle a tener una sensación de control sobre la situación.
-Háblelo: no tenga miedo de hablar sobre sus miedos con familiares, amigos, un consejero u otras personas que puedan ofrecerle apoyo emocional.
-Acepta lo que no puedes controlar: nadie puede controlar la trayectoria de una tormenta o sus daños. La preocupación excesiva no cambiará nada excepto tu bienestar emocional.
La autora es psicóloga Clínica en el Grupo Profesional Psicológicamente