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¿Cuáles son los patrones de un feminicida?

Este estudio cualitativo demuestra algunas variables emocionales encontradas en feminicidas

Para la investigación titulada “Pensamientos Distorsionados sobre la Mujer y el Uso de la Violencia” fueron encuestadas 2,045 personas.

Violencia contra la mujer.

No existe un perfil definido de quienes podrían cometer un acto de feminicidio u homicidio a una mujer, puesto que se ha podido determinar que las personas que son involucradas en este acto no tienen nada en común, más que el acto que cometen.

Entre los victimarios han estado involucrados profesionales, iletrados, obreros, empresarios, ateos, religiosos, pacíficos, violentos, ricos y pobres; por lo que se puede concluir que no se puede decir

A través de una de investigación exploratoria, cualitativa y secuencial con privados de libertad por feminicidios y violencia contra la mujer, la Fundación Manantial de Vida pudo determinar que a pesar de no existir un perfil específico, los feminicidas cumplen con varios patrones conductuales detonados por experiencias emocionales.

A continuación detallamos las variables emocionales que fueron encontradas en feminicidas durante un estudio de siete años:

Crisis vital

Esta se refiere a los cambios en la vida, cuando esto pasa se producen cambios químicos que alteran el proceso de resolución del mismo. Estos cambios químicos en el cerebro convierten al ser humano en un ser peligroso para sí mismo y los demás.

Una crisis vital se puede convertir en una traumática cuando la demanda emocional que amerita la situación supera las fuerzas de las personas y una de las consecuencias es que podría tener recuerdos o “flashbacks” a pesar de que ya tenga una nueva pareja o hayan pasado los años.

A partir de lo anterior, se entiende de que una persona que terminó su relación hace tres o cuatro años, cometa un acto de violencia contra su expareja. Esa persona tendrá arrebatos emocionales, es decir, vivirá constantemente en el pasado emocional si no es intervenido terapéuticamente.

Trauma de apego

Es cuando en el proceso de vinculación del niño con su madre, padre o sus cuidadores se produce una ruptura por motivo de negligencia, abandono o abuso.

Esto produce a lo largo de la vida de las personas que hayan experimentado en su infancia este tipo de situación, lo que llamamos apego inseguro, el cual que crea muchas veces una dependencia emocional en su círculo íntimo, tanto de amigos como de pareja.

Las personas con el tipo de apego ansioso presentan una conducta adictiva en las relaciones de pareja, este hace una crisis de abstinencia similar a las que presentan las personas por consumo de sustancias y se manifiesta cuando hay ruptura en su relación.

Adicción afectiva emocional

No todas las dependencias se dan por traumas de apego, también hay dependencias que se producen por las sustancias que se generan en el cerebro durante una relación de pareja, donde hay caricias físicas, verbales y sexo; que producen dopamina, noradrenalina, oxitocina, óxido nítrico, entre otros. Estas son las mismas sustancias que se producen en las adicciones conductuales, como en el juego, los dispositivos electrónicos y la pornografía.

En la adicción afectiva emocional y el trauma de apego ambas producen dependencia, todas estas conductas pueden ser normales en la vida de las personas, a menos que se abuse de ellas.

Trauma por abuso o maltrato

Las personas que han sido víctimas de abuso desarrollan una hipervigilancia, una hiperactivación de su sistema de alerta, la cual les hace reaccionar violentamente por todo lo que ellos interpretan como abuso o amenaza.

Los que poseen esta afección psicológica detonan debido a una distorsión cognitiva, que activan las alarmas de los instintos de supervivencia alojados en el complejo reptiliano, y reaccionan con la huida, la paralización o la lucha.

Las personas que por abuso en su infancia tienen activa esta hipervigilancia, sus reacciones son desproporcionales ante lo que ellos ven como una amenaza, aun cuando esta amenaza sea emocional.

También detonan de esta forma las personas que se sienten acorraladas, o que se encuentran ante emociones desagradables que sobrepasan la ventana de tolerancia debido a los cambios químicos generados en una situación de miedo, rabia, entre otras.

Irritabilidad

La irritabilidad supone un síntoma de depresión, ansiedad o saturación Burnout. Por una de estas razones, las personas poseen una hipersensibilidad que lo hace responder da forma agresiva a cosas que, regularmente, no evocaban ninguna respuesta para el individuo.

Un ejemplo de un caso de irritabilidad pueden ser los problemas económicos o preocupaciones excesivas, por situaciones que la persona estima importante.

Trastornos de personalidad

Estas son afecciones mentales caracterizadas por patrones de comportamiento, pensamientos y emociones diferente a lo que se espera a nivel cultural o grupal; tal es el caso de aquellas personas que a veces pensamos que son medio raras, porque regularmente chocan con todos (compañeros de trabajo, esposa, hijos, vecinos).

Dos patrones de comportamiento encontrados en los victimarios es paranoide y narcisista.

Paranoide: Patrón de comportamiento caracterizado por la desconfianza exagerada y por recelos de los demás y también de la pareja.

Narcisista: Necesidad excesiva de recibir elogios, indiferencia ante los sentimientos de los otros, intolerancia a la crítica y sentimiento o necesidad de que los demás reconozcan su superioridad.

Celotipia

Es un trastorno de tipo delirante que se caracteriza por miedo intenso y permanente a perder a una persona; pensamiento obsesivo y hostigante relacionado con la infidelidad de una pareja.

Aunque esta condición se identifica muchas veces como un trastorno delirante, hemos encontrado en la experiencia con victimarios que también se dan episodios que surgen a partir de experimentar una amenaza emocional.

Bidependencia

Algunas personas privadas de libertad que han identificado una adicción afectiva emocional también han tenido una adicción a alguna sustancia y su reacción de abstinencia ante la adicción afectiva es potencializada por la adicción a dicha sustancia. Esto quiere decir que presenta niveles de violencia más elevados de lo normal y un cuadro físico de taquicardia, opresión torácica, sudoración, vómito, diarrea y fiebre, en los casos encontrados algunos consumían alcohol y cocaína.