FOLCLORE
La tambora, protagonista rítmica de danzas y bailes dominicanos
El próximo 22 de agosto se celebra el Día Mundial del Folklore y es un motivo para reconocer a todos los que como Carlos Pérez y otros artesanos transmiten de una manera u otra sus conocimientos.
Para el artesano Carlos Pérez es en el merengue donde más se refleja la dominicanidad, por el toque de la tambora. “Se puede tocar tambora sin güira, pero no merengue sin tambora”, expresó con la emoción que le invadía, mientras le daba al bejuco de una tambora con un garrotico para ensamblarla.
La tambora acompaña a diferentes bailes como el merengue, pambiche, polka, mazurca, guayubín, yuca, mangulina, carabiné, entre otros, y a la comarca, danza liborista, presente en fiestas en honor a santos, en algunas regiones del sur del país.
Carlos Pérez, conocido también como “Carlos Tambora” es uno de los más populares fabricantes de este instrumento musical que nos identifica como dominicanos. Aunque a inicio de los 70 “cogió mucha pela” tocando con varios grupos musicales, fue en 1976 cuando se mudó al barrio San Carlos y aprovechó la cercanía del taller del difunto Tavárez, en la calle Juan de Morfa con Abreu, para ayudarle en la fabricación de ese instrumento.
Dejó la música por la artesanía
Luego se dio cuenta que la elaboración de tamboras dejaba más beneficios y ya tiene más de cuatro décadas en esos menesteres con una clientela de músicos, turistas y diferentes iglesias que les encargan este membranófono para amenizar fiestas, cultos y hasta como objeto decorativo.
Por este motivo siempre tiene varias tamboras listas para la venta, porque las solicitudes de reparaciones y afinamiento de las mismas le impiden avanzar en la fabricación.
Al preguntarle qué tipo de cuero y madera utiliza para la fabricación expresó: “Antes se usaba el cuero de chivo, pero ahora es de becerro, que es más fuerte, ya que le da mejor sonido. Ya los chivos no lo dejan formarse bien, lo matan tiernos y el cuero no tiene fuerza. En cuanto a las maderas utilizo la caoba y el pino tratado. Por eso en este tiempo es difícil dar precios, porque varía dependiendo el tamaño, la madera y los precios se disparan rápido”.
El que desee comprar una tambora debe trasladarse a la calle Abreu número 50 del barrio San Carlos y recorrer hasta el fondo un largo callejón de unos 60 metros para encontrar a Carlos donde tiene su taller. Allí reside junto a más de 60 familias en el llamado “Ensanche Pipí”, cuyo nombre rememora al hermano del dictador Trujillo, Amable Romeo Trujillo Abreu, que así lo apodaban.
El taller está abierto de 7:00 de la mañana a 12:00 del mediodía; de 2:00 a 5:00 de la tarde y los sábados hasta el mediodía. Carlos es cristiano y los domingos en la mañana participa del culto tocando batería en la iglesia episcopal Sagrada Familia.
Una vida dura
Los avatares de la vida le han dado duro a este “Superhéroe”, como se hace llamar. Al año de nacido una inyección “mal puesta” lo dejó impedido de caminar; a los 9 años le practicaron tres cirugías en el hospital Doctor Darío Contreras y todavía, a sus 71 años, tiene dificultad para caminar agravada por la artritis.
Reconoce que es de gran ayuda una pensión que le otorgó el Ministerio de Cultura por los años que ha aportado a la cultura dominicana.
Aunque no existe una asociación de fabricantes de tamboras, conoce a varios artesanos, como los hermanos Luisito y Johnny León, en Villa Duarte; Eligio en el kilómetro 14 de la Autopista Duarte y los hermanos Bello Erasmo en Los Mina.
Géneros.
Este instrumento acompaña a diferentes bailes como el merengue, pambiche, polka, mazurca, guayubín, yuca, mangulina, carabiné, entre otros, y a la comarca, danza liborista, presente en fiestas en honor a santos, en algunas regiones del sur del país.