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Efectos psicológicos del robo

Las palabras tienen poder y mientras utilizamos la palabra robo, de forma tan ligera, se va percibiendo como algo normal y sin consecuencias mayores.

Las palabras tienen poder y mientras utilizamos la palabra robo, de forma tan ligera, se va percibiendo como algo normal y sin consecuencias mayores.iStock

Tener la infausta experiencia de ser timado deja impotencia, frustración, podrían incluir miedo, ansiedad e impotencia llegando a derivar en trastornos más graves dependiendo de la magnitud del evento a que fuimos expuestos, requiriendo quizás una intervención profesional si los efectos derivados de este evento afectan la calidad de vida. ¿Qué significa robar? ¿Afecta a las personas mentalmente?

Existe robo cuando alguien toma algo que no le pertenece, sin permiso del propietario. No sólo nos pueden robar objetos, dinero, también existen el robo de tiempo, ideas, identidad, y en otros planos, esperanzas y sueños. Muchos utilizan, robo en el amor, pero creo no existe. Nadie es propietario de alguien en particular, el amor fluye naturalmente, una persona ama o deja de amar, y puede elegir tomar la decisión de otro camino.

¿Está bien utilizar la palabra “robo” cuando tomas un post de las redes sociales? Las palabras tienen poder y mientras utilizamos la palabra robo, de forma tan ligera, se va percibiendo como algo normal y sin consecuencias mayores. Cuando una persona publica algo en las redes, especialmente está ofreciendo algo que encontró interesante o útil, para quien entiendo debería estar feliz de que otros compartan la idea. Muchos textos interesantes circulan “sin dueño”, es ideal citar la fuente de donde lo tomó o su autor, la persona que se tomó el trabajo de pensar, escribir y además compartir con los demás sus ideas, solo que hay personas que publican como propios y ya eso si es un robo, es plagio.

Recuerdo una vez, visitando Noruega, caminábamos a tomar un autobús cerca, había una bufanda muy linda colgada en una planta, le comenté a mi amiga: Qué extraño, llevo viendo esa bella bufanda ahí hace varios días. Ojalá tuviéramos en nuestros países la cultura de que, “Si no es tuyo, debe ser de alguien más, deja que su dueño lo encuentre”. Ella contestó, “Aquí suele ser así”. 

Hace días vi una publicación de Edith Febles exponiendo unos lentes que alguien dejó en el parque Mirador, buscaba su dueña. Personalmente, hubiera querido que fuera uno de los dos pares de lentes de sol que desaparecieron de mi vehículo, los cuales tenían un valor sentimental. En días pasados un cantor en el Parque Colón contaba cómo una persona que se sentó a su lado y con quien empatizó, terminó robándole sus instrumentos y el trípode especial donde colocaba su armónica y otros instrumentos, que para él era su sustento, era complicado adquirir algo igual. Las personas que transgreden la ley reciben un impacto negativo en las relaciones personales y profesionales. Se exponen a la pérdida de confianza de allegados, aunque justifique su acción o sea parte de su “buena consciencia”: “Que si me lo hicieron a mí”, “o no soy tonto”, o “los políticos lo hacen sin consecuencias”, “que si la sociedad”, y cuántas justificaciones más.

La persona que comete el delito está a expensas de las consecuencias de sus acciones. Si tiene un poco de consciencia, puede llegar a sentir remordimiento, culpa y vergüenza por su acción generando ansiedad y depresión, especialmente si el ladrón es descubierto y enfrenta las consecuencias legales.

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