La Vida

ACADEMIA

Educación emocional en los docentes de la primera infancia

Ver a la docente del nivel inicial como una figura “cuidadora”, que es lo que tradicionalmente se ha pensado, no es correcto.

Conocer la importancia de la educación emocional desde los primeros años de vida resulta fundamental para los adultos que acompañan a los pequeños.

Existe suficiente evidencia sobre el impacto de los primeros años de vida en el desarrollo posterior del ser humano. Las investigaciones en neurociencias hablan de la plasticidad del cerebro en esa etapa y del impacto que tienen esas primeras experiencias en el desarrollo futuro, no solo a nivel de aprendizaje, si no en todos los aspectos de la vida.

Partiendo de esta premisa, los adultos a cargo de acompañar a los niños durante estos años deben ser conscientes de las habilidades y capacidades esperadas en cada etapa y las estrategias más adecuadas para promover y estimular su desarrollo.

Ver a la docente del nivel inicial como una figura “cuidadora”, que es lo que tradicionalmente se ha pensado, no es correcto. 

Por el contrario, deben tener una formación y especialización que les permita trabajar con niños, niñas y las familias, respetando los ritmos de cada uno, sin dejar de tener claros los hitos de cada edad y la importancia de que los transiten de manera adecuada.

Conocer la importancia de la educación emocional desde los primeros años de vida resulta fundamental para los adultos que acompañan a los pequeños. Este concepto se refiere a un proceso continuo donde se desarrollan aspectos fundamentales de la personalidad, a través del cual se busca que el individuo aprenda a tomar consciencia, a manejar y regular sus emociones, así como a ser mejor persona y convivir con los demás, con la finalidad de fomentar su bienestar y prepararlo para interactuar con el mundo que le rodea (Bisquerra, 2003).

Los adultos somos los modelos de los niños y niñas, y les enseñamos más con lo que hacemos que con lo que decimos. En ese sentido la educacion emocional requiere de una serie de habilidades prácticas que, si no somos capaces de aplicarlas en nuestra cotidianidad, no podremos hacerlo al momento de educar emocionalmente a un niño.

Por ejemplo, para apoyar a un niño o niña que está teniendo una pataleta, el adulto debe ser capaz de ser empático y entender cuál es la emoción detrás de esa reacción, la mejor forma de abordarla en ese momento y qué herramientas puede dar al niño/a para expresar esa emoción de forma asertiva en una siguiente ocasión. Esto será más fácil de enseñar en la medida en el adulto practique un proceso similar ante una situción que le produce frustración.

Educación emocional en la formación de docentes

Desde la escuela de Educación de Unibe, fundada hace 23 años, el compromiso con la formación de docentes competentes, innovadores y preparados para responder a las necesidades locales y globales ha sido un sello distintivo. Su programa se ha caracterizado por cumplir con los lineamientos y tendencias del momento, manteniendo una brecha que le permite conectar con los temas emergentes del ámbito educativo.

Es así como en 2021 se incluyó en su licenciatura de Educación Inicial la concentración en educación emocional, de la que este año se titularon 13 estudiantes preparadas con estas importantes habilidades.

Entendiendo que esta necesidad de formacion trasciende sus aulas, la universidad acaba de celebrar el primer Congreso de Educación Emocional junto a la Fundación Didática, en el que cerca de 300 profesionales de la educación y algunas familias, tuvieron la oportunidad de adquirir herramientas prácticas y teóricas para promover un desarrollo emocional saludable en niños y jóvenes de la mano de expertos nacionales e internacionales en el tema.

La autora, Cledenin Veras (PhD), es directora de la escuela de Educación de Unibe, docente y especialista en educación infantil.