HISTORIAS DE LA VIDA
Lis Díaz: el defecto físico de su mano derecha la retó a trabajar con ella
Para esta repostera de raíces criollas, conocida en Estados Unidos como ‘Embajadora del Bizcocho Dominicano’, el haber nacido con una deformidad, no la limitó para lograr sus sueños. Tampoco se echó a llorar por haber sido abandonada por su padre a los ocho meses de nacida. No lo conoce, pero ha seguido su vida, no como víctima, sino como guerrera.
La dueña de la historia de hoy es una mujer a la que el “dulce” le ha llenado la vida de oportunidades. Visitó las instalaciones de LISTÍN DIARIO dispuesta a contar esos detalles que hay detrás de su éxito como repostera y, de los que no había hablado hasta ahora.
“Realmente, nunca me ha gustado que la gente me vea como víctima, porque no lo soy. Soy una persona que nació con una malformación en la mano derecha, pero que no me ha impedido lograr todo lo que me he propuesto en la vida”. Lis Díaz lo cuenta con determinación, y conforme avanza la conversación queda claro que es una mujer de armas tomar.
Vestida de rojo, muy bien puesta y acompañada de su esposo Andrés, llegó lista, no sólo para relatar su vida, sino para mostrar la mano en la que tiene un defecto físico de nacimiento y por la que fue sometida a tres cirugías (a los seis meses de nacida, a los tres y a los seis años). “Si supieras que en esa mano tengo más fuerza, es la que me permite hacer mi trabajo de repostera con calidad, con destreza y, sobre todo, con agilidad”. Por este tipo de comentarios es que se quiso contar su historia. Ella decidió dedicarse a una actividad que la obligara a utilizar su mano.
“Yo siempre quise hacer algo que me diera agilidad en esa parte de mi cuerpo, y por eso me ponía realizar manualidades y todo lo que implicara utilizarla, y hoy es ella mi fuerte”. No se equivoca. Gracias a su entrega, al arte y al talento que tiene en el área de la repostería, es que, en la actualidad, en Estados Unidos la conocen como ‘Embajadora del Bizcocho Dominicano’.
Mientras se acomoda su cabello rubio y echa una miradita a su esposo que está a su lado, Lis cuenta que, la muestra del alcance que está teniendo, es la oportunidad que tuvo de ir a Los Ángeles, California para participar en el cumpleaños de la actriz dominicana Emily Tosta. “Lo más satisfactorio fue ver a los invitados, entre ellos actores y actrices de renombre, comer, no un pedazo de bizcocho, sino dos. De verdad que eso fue emocionante para mí”. Siente esa sensación todavía.
Un mes después regresa a Miami, donde reside, y es responsable de hacer el bizcocho y los postres para todo el equipo de producción y actores de la quinta temporada de ‘Mayans MC’, que es la serie de televisión de FX y Disney Network. En el Gordo y Flaca también han saboreado las exquisiteces que prepara esta dominicana, quien en sus redes tiene como seguidores a figuras famosas del espectáculo local e internacional, así como a deportistas reconocidos.
No conoce a su padre
Algo que tampoco ha detenido a Lis en su camino hacia el éxito es el haber sido abandonada por su padre cuando tenía ocho meses de nacida. “No conozco a mi papá biológico, nunca le he visto la cara. Crecí sin él, pero no sin un papá, pues el esposo de mi madre Juana, Germán, se convirtió en uno para mí, y por eso no me ha hecho falta”. Claro, como a los 18 años sintió curiosidad y, luego de conseguir el contacto de quien la procreó, se fue a Taiwán para ver si lograba conocerlo. No progresó.
“Él es filipino y creía que estando en Taiwán, donde vivía una tía mía, se me haría fácil tener contacto con él. Lo llamé y no quiso hablar conmigo”. Eso dolió, pero ahí enterró el deseo de establecer algún tipo de acercamiento con la persona de quien no le queda ni el apellido. Hoy utiliza Díaz, que es el de su esposo, y el Solarte pasó a mejor vida.
Para Lis Díaz la vida es dulce, aunque en el camino se haya encontrado con limones
Lis Díaz nació en Baní. “Soy de un sector muy pobre y, aunque gracias a Dios nunca pasé hambre ni necesidad, no vengo de una familia adinerada, pero sí trabajadora. Eso fue lo que vi y lo que aprendí”. Hoy día lo pone en práctica y lo hace apegada a los conocimientos. Tanto aquí en el país como en Estados Unidos, donde reside, se mantiene capacitándose en lo que le apasiona: la repostería.
Durante su entrevista repetía constantemente lo importante que es para ella mantenerse a la altura de las exigencias de un mercado tan demandante como el internacional.Eso sí, desde que comenzó a “inventar” haciendo bizcochitos, dulces y otros postres de manera empírica, tenía claro que el amor era el mejor ingrediente que debía utilizar, y que la calidad era su carta de presentación. Con los años esta ha sido la clave de su éxito.
Lis iba creciendo y la pasión por la pastelería tomaba cada vez más protagonismo en su vida. Llegó un momento en el que toma la decisión de montar su propio negocio y, con la ayuda de su familia se iba posicionando.
Cuando llegó el momento de irse a Estados Unidos a residir con su esposo Andrés y sus cinco hijos, todos echaban de menos el sabor de los bizcochos de esta mujer a la que su mano con cierto defecto físico, no le ha impedido trabajar en algo para lo cual tanto la necesita. Parala propietaria de la repostería Dominican Cake by Lis, en Coral Springs, Florida, la vida es dulce no importa los limones con los que se haya encontrado en el camino.
Sufrió 'bullying' por su mano
Y a propósito de la mano derecha de la protagonista de esta historia, se le preguntó cómo enfrentó en la escuela las miradas de sus compañeros hacía esa parte de su cuerpo. Fue fuerte al responder. “Realmente, sufrí mucho porque era pequeña y no sabía manejar mis emociones para entonces”. No hay rastro de tristeza en su rostro.
Claro, admite que en esa época lloraba y no quería salir al recreo ni tener mucho contacto con sus compañeros. “Recuerdo que tenía como dos o tres amiguitas con las que tenía confianza y me sentía cómoda, y con ellas compartía”.
Al decir esto y con una nostalgia que delatan sus ojos, también recuerda que su lugar seguro estaba al lado de las monjas de la Orden Carmelitas, quienes la protegían, la enseñaban a rezar y a hacer manualidades. Ella siempre fue una estudiante meritoria.
“Tenía todos los escenarios para quedarme atrapada en un mar de frustraciones, pero dije que no, que la discapacidad la tienen quienes creen que no puedo hacer cosas con mis manos por esa condición, y en vez de acongojarme, me interesé por hacer actividades que ameritaran de ella". El orgullo por esta buena decisión aumenta su fortaleza y se le nota.
Obra social
Lo más hermoso de la historia de Lis, tal vez no sea su resiliencia y su superación. Son sus dotes de altruismo lo que la engrandece y la lleva a devolverle al pueblo que tanto le dio, parte de los frutos que hoy recoge de lo que en él aprendió. No en vano ha sido declarada allí, como ‘Hija Adoptiva y Meritoria’.
Su presencia en el país, en esta oportunidad obedece a su proyecto 'Azúcar para el alma'. A través de éste es que ayuda a otras mujeres a lograr sus sueños. También contribuye con una fundación que se dedica a alfabetizar niños que viven en la vulnerabilidad y que no tienen documentos para inscribirse en la escuela.
Lis emigró con sus hijos y esposo a los Estados Unidos en el año 2017. Le tocó poner en "receso" su pasión por el dulce para dedicarse a cuántos trabajos encontró. En la pandemia resurgió y, a partir de entonces, el éxito ha llenado su vida de un dulce sabor.