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#SubwayShirt: cómo las mujeres intentan esquivar el acoso en el transporte público

Para evitar miradas, comentarios sexistas o agresiones en el transporte público, algunas mujeres llevan camisas holgadas por encima de su ropa. 

Imagen ilustrativa en contra del acoso en transporte públicoFoto Externa

Radio Francia Internacional RFI

El calor ya se está instalando en el hemisferio norte del planeta, y con él los suéteres de lana y abrigos gruesos dejaron paso a atuendos más livianos, como los vestidos cortos o las camisetas escotadas. Esto, para las que se atreven.

En efecto, surgió en TikTok una nueva tendencia hace algunas semanas, donde los videos acompañados del hashtag #SubwayShirt (camisa de metro) acumulan millones de visitas. En estos videos, mujeres jóvenes recomiendan llevar, por encima de su atuendo, una prenda holgada para evitar atraer miradas inapropiadas, comentarios sexistas, o incluso intentos de acoso o agresión.

"Las camisas de metro son lo bastante grandes como para hacerte sentir segura, pero lo bastante pequeñas como para doblarlas y guardarlas en el bolso", dice una joven. "Cada vez que me olvido de mi camisa, me arrepiento y pienso en volver a casa", comenta una internauta, mientras que otra subraya que "es una forma de protegerme durante los viajes".

Esta prenda de "camuflaje" sólo se utiliza mientras dura el viaje, como ilustra la creadora de contenidos Rae Hersey en uno de sus videos: "Cuando llegas a tu destino, puedes quitarte la camisa del metro".

Un problema extendido

Nacida en Nueva York, esta tendencia tiene sus seguidoras en varios países. Pero el fenómeno no es nuevo. "No sabía que todo el mundo lo hacía también, es un gran problema en Londres", comentaba recientemente en sus redes sociales la influencer Sophie Milner. La sensación de inseguridad en el transporte público, e incluso en los espacios públicos en general, la ha llevado a menudo a cambiar su forma de vestir.

Y Francia no es una excepción: en 2016, según un estudio de la FNAUT (Federación Nacional de Asociaciones de Usuarios de los Transportes), el 48% de las mujeres encuestadas admitía adaptar su vestimenta para desplazarse: bufandas para esconder su escote, pantalones en vez de faldas…

Siete años después, muchas mujeres siguen adoptando estos reflejos. Tras una agresión, la youtuber francesa Shera desarrolló estos "automatismos", y hace poco, publicó en sus redes sociales su "atuendo para evitar ser asaltada en el transporte público": una chaqueta negra muy larga.

¿Un impacto limitado?

Algunas mujeres se manifiestan en contra de esta práctica, por considerarla retrógrada: "Ojalá no tuviera que hacer esto y pudiera llevar lo que quisiera con total seguridad", "Ninguna prenda debería dictar cómo se nos trata", "La responsabilidad es de los hombres", estiman.

Según Léa Bages, directora de la consultora Égalité à la page, especializada en el tratamiento y la prevención de la violencia sexista y sexual, entrevistada por el diario Le Parisien, este tipo de estrategias siempre ha existido pero no funciona. "Puede que sientan que esto las tranquiliza, pero una camisa o una camiseta sueltas no evitan las miradas fijas ni las posibles agresiones", lamenta. "La ropa nunca es la responsable ni la causa de la agresión, sino el agresor", precisa.

Algo que pudo corroborar la creadora de contenidos Fiona Ylin: "Creo que esta técnica ya no funciona. Hoy me he puesto la chaqueta del metro y, en menos de una hora fuera, me han parado tres veces", cuenta en un video.

"Es una vergüenza que en 2023, después del MeToo y de tantos periodos de libertad de expresión y concienciación, las mujeres sigan escondiendo su cuerpo y cambiando su aspecto para ser más invisibles en el espacio público porque siguen sin sentirse seguras", prosigue Léa Bages. En su opinión, la única respuesta al acoso callejero y a la violencia de género "es la prevención y la calidad de la respuesta de la justicia penal, que actualmente es irrisoria".

Entrevistada por el diario británico Metro, Deniz Uğur, subdirectora de la coalición End Violence Against Women de Londres, también recomienda medidas directas contra el acoso: "Necesitamos campañas de prevención, que aborden los comportamientos nocivos y eduquen al público sobre el consentimiento y la igualdad".

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