tribuna abierta
Ser visible en un mundo de ruido visual
Quien no acepta lo que trae siempre tratará de taparse, cubrirse, y el efecto de visibilidad y transparencia se pierde en las ganas de enmarcarnos en roles que no nos corresponden.
Hoy día todos nos creemos marca personal, nada más lejos de la realidad. No es cierto que todos somos marcas, hay una serie de entrenadores que quiere hacernos creer que todos tenemos una marca personal, cuando en verdad, para ser nominado como tal, se requiere pasar por un proceso genuino de inmersión y distinción y, para lograrlo no basta el deseo que tengamos por serlo.
Hay que tener una coherencia y desarrollar acciones que logren ser valoradas por el mercado, pues una marca influye, ofrece una solución fácil de identificar, se diferencia de su categoría con valores únicos, pero sobre todo, atiende a dos llamados muy especiales:
Relevancia. No es tan simple como sobresalir. Se logra realmente cuando te identificas con la necesidad y dolor de una audiencia ofreciendo una solución que para estos sea conveniente, deseada y valorada.
La relevancia nos llama a hacer un trabajo genuino por entender las necesidades e intereses de nuestros usuarios o posibles clientes y proveerle soluciones que estos identifiquen como innovadoras y diferentes, atrayendo su atención e intención de compra, o conectividad. Si esto no sucede podemos ser olvidados fácilmente en nuestros mercados y una marca sin recordación no tiene sentido. La relevancia es la capacidad de ganar la atención del otro y sostenerla en un intercambio de valor constante.
La otra es la visibilidad. En esa capacidad de ser y luego hacernos visible, hay una diferencia que desmarca la visibilidad del ser. Quien no acepta lo que trae siempre tratará de taparse, cubrirse, y el efecto de visibilidad y transparencia se pierde en las ganas de enmarcarnos en roles que no nos corresponden o ciertamente, no son genuinamente coherentes a nuestra realidad.
Como autora del programa de mentoría Ser Visible, puedo notar que uno de los desafíos más grande de visibilidad viene del reto de aceptación de nuestras historias y nuestro ser, y no precisamente del miedo a la exposición, exponerse no es el medio, sino precisamente dejarnos ver por encima de eso que poseemos que no aceptamos y que por ende entendemos los demás también rechazarán de nosotros mismos.
Marca personal está proporcionalmente ligada a la capacidad de ser relevante y lo suficientemente visible para ser escuchado, visto e influyente en un grupo de personas que valore tu condición. La buena noticia es que lo podemos lograr, siempre y cuando estemos conscientes de que esa visibilidad atiende a la coherencia no al enlatado, y que esa misma coherencia se monetiza en base a la autenticidad.
Para esto, se debe pasar por un proceso de aceptación y saneamiento para no erogar contaminación en palabras y mensajes a nuestros clientes como producto de erróneas creencias y conductas que nos caractericen. Finalmente, hay que desarrollar y construir una propuesta de valor que nos permita una conexión muy singular con nuestros mercados y son estos quienes deciden si como persona pasamos a ser marca influyente o no.
Por cuanto el trabajo es de inmersión en lograr esa relevancia, la entrega de este valor y en equilibrio con los valores propios y la autenticidad de nuestros talentos e historia, estos serán el aporte distintivo que podrá llevarnos a ser elegible de manera orgánica por nuestros posibles seguidores o clientes. Ser marca personal puede dejar mucha prosperidad si se tiene integridad, coherencia y autenticidad.