“La cultura tradicional debemos preservarla con dignidad”

Así reza la portada de un volante que tengo en mis archivos, de diciembre 2009, cuando fungí como primera directora Nacional de Folklore del Ministerio de Cultura.

“Ni los Guloyas (Teatro Cocolo Danzante) ni los Congos (Cofradía del Espíritu Santo de los Congos de Villa Mella) se merecen una defensa maniqueísta. Su trayectoria de vida y trabajo no debe ser asociada al estigma de la mendicidad”.

Recuerdo cuando el Listín Diario publicó el sábado 26 de mayo de 2001, antes del Día de Pentecostés, el reportaje que hice en el que entrevisté al padre de la parroquia, Abraham Apolinario, y todos estábamos contentísimos por esa declaratoria de la UNESCO en ese año 2001 reconociéndolo como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

¿Quiénes trabajaron en la Comisión para la propuesta de esta Obra Maestra? Los sociólogos José Guerrero y Carlos Andújar, este último fungía como Director del Museo del Hombre Dominicano y fue el Coordinador del proyecto de investigación, conjuntamente con los antropólogos Juan Rodríguez y Edis Sánchez; además del sociólogo Carlos Hernández, cuyo libro “Morir en Villa Mella” también sirvió de base en los trabajos de investigación.

Antes de terminar mi gestión en el Ministerio más de cuarenta portadores de tradiciones fueron pensionados, además, los que aún viven disfrutan también de un seguro médico. Estos patrimonios tienen un Plan de Acción para la Salvaguardia que incluye talleres de fabricación de instrumentos, camisetas con el logo de su identidad, deben hacer autogestión, que ellos administren con un acompañamiento responsable, ya sea una fundación u otro organismo reconocido y nombrado por el Ministerio.

Estos grupos sociales no necesitan motivación externa, necesitan protección y apoyo a sus iniciativas no manipularlos, al contrario, expresarles el valor que tienen por el legado que han transmitido de generación en generación.