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Iván Tovar: un paseo por el Museo de Arte Moderno

Carmenchu BrusíloffArchivo LD

En el amplio espacio del tercer piso del remozado Museo de Arte Moderno, cuelgan impactantes pinturas de Iván Tovar, con el ímpetu que transmiten sus formas y su contraste de colores. En su entorno, sus esculturas de tonalidad madera muestran su originalidad asentadas sobre bases de distintos matices.

En tan impresionante conjunto, el pasado de la cotidianidad del artista asoma en un par de rincones con montajes relacionados con su taller, incluyendo una antigua y bien usada mecedora. Son obras y recuerdos de Iván Tovar, el dominicano que con sus creaciones surrealistas alcanzó la internacionalidad. Es la exposición ‘Tovar Retrospectivo’ por la cual Laura Olivo, subeditora de la revista Aldaba, me entusiasmó y así la visité con ella. No me arrepentí.

La vida en un esquema geométrico

En esa perspectiva cronológica con la cual ha sido presentada sorprende verle en sus inicios con un cuadro de figuras en las que aparece un caballo. Es el único de este estilo en exhibición, porque Tovar rompió esquemas, vivió y se empapó del mundo en el extranjero, y abordó el arte bajo un esquema geométrico de líneas y curvas convertidas a menudo en irónica sensualidad.

Los escritos de Tovar

A todo esto, llamativos escritos sobre los muros manifiestan cómo, a través de la literatura, Iván Tovar tanto habla sobre surrealismo, como describe el entorno en el que tuvo que desenvolverse en sus primeros tiempos en París, mientras que con algunas opiniones da de bofetadas a muchos moralistas. Leerlos en las paredes del Museo se convierte en un goce intelectual.

¿Qué era para Tovar el surrealismo?

Junto a sus obras aparecen escritas sus ideas. ‘Para mí el surrealismo es una corriente que sucede en países diferentes, sin que necesariamente tengan contacto, y de manera simultánea… Está en cualquier manifestación artística y desde épocas primitivas. ¡Es la expresión de un deseo!’ ‘Yo no era surrealista ni tenía una posición teórica del surrealismo. En cambio, sin saberlo, estaba haciendo una pintura surrealista. Donde sí era surrealista, sin embargo, era en mi escritura automática, porque surgía como un impulso, como un desahogo’.

Un taller diminuto

‘Mi primera exposición individual en París, fue en la Galería 3 + 2 en 1969. Lo vendí todo, los 27 cuadros expuestos, excepto uno que no quise vender. La silla adulta… este cuadro lo hice en una pequeñísima habitación de un octavo piso sin ascensor, donde pintaba con una lamparita de gas, porque no entraba luz natural. Cuando vendí todos esos cuadros en la exposición, salí corriendo de allí’.

Cargada de energía

Visitar esta retrospectiva cronológica de Iván Tovar es una especie de catarsis para quien llega apabullado y se marcha cargado de energía.

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