La Vida

FÁBULAS EN ALTA VOZ

La soledad de la cima

Tanto que al ser humano le gusta llegar y estar en la cima, sin detenerse ni un solo momento a pensar qué soledad se vive en ella. A veces no se siente porque la persona tenga ínfulas de grandeza, sino porque algunos se sienten “disminuidos” para acercarse a ella. En otras ocasiones, son los que están arribas los que se creen todopoderosos y entienden que nadie se merece estar cerca de ellos. El caso es que la cima puede ser muy solitaria.

Lo que te acompaña no perdura

Mientras estás arriba crees tener a todos a tus pies, no notas que lo que te rodea, por lo regular, es lo que no perdura: gente servil, vanidad, lujo y esos antivalores que despiertas en otros que también se deslumbran con todas esas falsedades que, así como tú, son vulnerables a desvanecerse.

Algo pasajero

Para ver qué tal funcionan las cosas en la cúspide de una ciudad fabulosa, decidí dar un paseíto por allá, aprovechando los pasados días de asueto por Semana Santa. Allí lo primero que noté es que cada quien tiene sus metas y, así sea, conseguir un buen empleo o emprender en un negocio, lograrlo es llegar a la cima, eso sí, sin abandonar los principios y la formación que han recibido en el hogar y en la escuela. No importa adonde lleguen, la humildad debe ser su más fiel compañera. Nadie siente esa soledad que suele “acompañar” a quienes no saben lidiar con el éxito y la fama.

Valiosa compañía

Allí no importa cuán encumbrado o bajito estés, vales por lo que eres: una persona de respeto, desprovista de egos, que te amas y amas al prójimo, que tienes empatía y otros valores que dignifican. De ahí que, tu más valiosa compañía siempre será la sabiduría que tengas para desenvolverte en la más alta cúspide sin creerte que eres tan alto como ella. No lograr este cometido te puede costar una soledad eterna.

Cuando bajas de golpe

Al regresar de aquella ciudad fabulosa, vine convencida de lo importante que es tener siempre a tu lado a ese grupo de personas que le suman a tus emociones, a tu vida, a tu familia… Vine sabiendo que por lo real que es el principio “todo lo que sube tiene que caer”, es necesario saber cómo nos manejamos si llegamos a la cima, pues puede que si lo hacemos de forma incorrecta, bajemos de golpe y sintamos la soledad, no solo estando en la cima, sino cuando caigamos desde ella y no encontremos a nadie que nos ayude a levantarnos.

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