FÁBULAS EN ALTA VOZ
¡Echando ‘guararey’!
Según el diccionario, el término guararey, por lo regular, significa desmayo. Los dominicanos lo utilizamos para hacer alusión a alguien que está comparón, echando aguaje o ‘vainas’ como también se dice en el lenguaje popular. El caso es que hablando con un colega, éste me comentó en tono de pregunta: “¿Ven acá, Marta, tú te has dado cuenta cómo se ha puesto la gente ahora? Tú ves que algunos se la pasan echando guararey por las redes sociales, en los trabajos y hasta en las actividades. Es un ‘fantameo’ y una cosa, y ¿qué lo que está pasando?”. Mi respuesta fue afirmativa, porque de verdad que sí, yo también lo he notado.
Una sana invitación
Lo sentí tan decepcionado, que no me quedó de otra que invitarlo a visitar una ciudad fabulosa donde los habitantes tienen claro que lo que los hace especiales e importantes no es la ropa de marca que usan, la cartera Carolina Herrera que lucen, el vehículo último modelo en el que andan, o la casa lujosa donde viven. Saben de sobra que lo que llevan por dentro, aunque no se vea, es su carta de presentación. Unos buenos sentimientos, solidaridad, humildad, respeto, y más que todo, amor al prójimo es lo único que cuenta en este lugar fabuloso para ganarte la gloria.
Le temen al karma
Mi colega estaba sorprendido en esta ciudad, a tal punto, que me confesó que no quería regresar a su realidad. Lo que más llamó su atención fue la respuesta que le dieron a la pregunta que le hizo a varios de ellos. ¿Por qué ustedes no andan echando guararey como lo hacen algunas personas en lugares como en el que yo vivo? “No lo hacemos porque tenemos claro que nada es para siempre, que todo da vuelta, que lo que hago hoy lo pago mañana, sea bueno o malo. En fin, le tenemos miedo al karma. Sabemos que echar aguaje con cosas materiales, no es sano, y no habla bien de quien lo practica”. Quedó conforme con esta contesta y se la llevó para ver qué puede hacer en su realidad con esta reflexión.
Feliz y reflexivo regreso
Aunque como dije, mi invitado no quería volver de aquella ciudad fabulosa, vino conforme porque aprendió, tal vez no a aceptar ese comportamiento vanidoso de algunas personas, pero sí a entender y saber cómo esperarlas en ‘la bajaíta’ porque nada es para siempre, y los papeles se cambian. Regresó a su realidad convencido de que todo lo externo pasará, pero lo bueno que se lleva por dentro, siempre te definirá como un noble ser humano. Además, allí aprendió que, él también puede echar ‘guararey’, pero haciendo alarde de los sentimientos puros que tiene y de ese amor al prójimo que solo quien tiene a Dios en su corazón, puede dar.