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Contaminación, la consecuencia de la guerra de la que no se habla

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EFE/Lourdes UquillasMadrid, España

Aun en tiempos de paz, tanto los ejércitos como la industria del armamento son "grandes contaminantes", según la organización ambientalista española Ecologistas en Acción, y en muchos años no se podrá saber cuánta contaminación está causando la guerra en Ucrania, provocada por la invasión rusa hace más de un año.

En una entrevista con EFE, el técnico del Área de Antiglobalización, Paz y Solidaridad de Ecologistas en Acción, Enrique Quintanilla, constata que la contaminación en tiempos de guerra es "desorbitada".

Y recuerda que el de Ucrania "no es el único conflicto actualmente, porque hay otras guerras en el mundo que se nos olvidan".

Pero tiempos de "paz", explica, en muchos países se realizan a lo largo del año desfiles, maniobras militares, maniobras en campos de tiro, misiones de paz... "que contaminan muchísimo".

Al cumplirse el primer aniversario de la invasión de Ucrania, se ha hablado de todo tipo de pérdidas humanas y materiales, pero poco de la contaminación de aire, suelo y fuentes de agua, según denuncia.

Quintanilla señala que solo el Ejército español tiene un presupuesto de 767 millones de euros (813 millones de dólares) en combustible al año -según los presupuestos del Estado-, lo que puede dar una idea de lo que se está gastando en el conflicto ucraniano y la contaminación que todo esto genera.

En cualquier país, la información sobre la contaminación de los ejércitos son un "secreto de Estado", apunta, son datos que "no quieren dar (las autoridades) porque son realmente tremendos, y hay mucho oscurantismo en las cifras", asegura.

Por tierra, mar y aire

"La contaminación -cuando hay una guerra- se produce por tierra, mar y aire", dice, por los "misiles, los impactos, los disparos de los tanques, de ametralladoras..."

Explica que "los proyectiles de cualquier tipo están hechos de hierro, de carbono, pero en casi todos, aunque dependiendo del tamaño, se utiliza plomo o estaño, y los misiles están recubiertos de azufre, de cobre".

Cuando estallan, todos esos elementos contaminan el suelo y las aguas, incluso las subterráneas.

Pero, además, se producen otros procesos "muchísimos más lentos", pues hay que tener en cuenta lo que puede quedar durante años o siglos después de la guerra de Ucrania, lo que "traerá consecuencias realmente terribles en cuanto a contaminación".

Ahora mismo, la guerra "directamente ya está afectando al cambio climático", sostiene Quintanilla, ya que "se producen lluvias ácidas en cualquier lugar donde hay un conflicto por todos los componentes" de la munición.

Explica que, según datos de la ONG ucraniana Ecoaction y Greenpeace, el conflicto ha destruido la tierra y los hábitats en Ucrania, y ha provocado la contaminación del suelo, el aire y el agua.

Según las ONG, los ataques con misiles han causado incendios forestales y los bombardeos en zonas industriales han provocado "una contaminación adicional del aire, del suelo y del agua".

Desde el 24 de febrero de 2022, más de 1,2 millones de hectáreas de territorio de reserva natural han quedado afectadas por la guerra, según datos oficiales, y aumentarán.

Asimismo, "tres millones de hectáreas de bosques ucranianos están" afectadas por el conflicto y "450.000 hectáreas de bosques están bajo ocupación o en zonas de combate", según las ONG.

Las explosiones de cohetes y artillería, añaden, están provocando un "cóctel" de compuestos químicos.

"Después de la explosión, se oxidan por completo y los productos de la reacción se liberan a la atmósfera. Los principales, como el dióxido de carbono, no son tóxicos, pero contribuyen al cambio climático", subrayan.

Todo esto sin contar con los residuos de las ruinas de las edificaciones y la contaminación por la destrucción de los sistemas de alcantarillado y de abastecimiento de agua, que han quedado totalmente destrozados.

En 2019, señala Quintanilla, según datos de la Unión Europea, su industria armamentística alcanzó los 24,8 millones de toneladas de emisiones de CO2.