SALUD
Embarazo múltiple: por qué no
Entre el 67 y el 90 % de las parejas que consultan por infertilidad desean gemelos, pero los embarazos múltiples elevan el riesgo de complicaciones tanto para la madre como para los fetos.
En los últimos 26 años me he dedicado a la medicina reproductiva, en los primeros años en la consulta de infertilidad del Departamento de Investigaciones Biomédicas de Profamilia y desde el año 2000 a la fecha frente a Profert.
Hay un deseo de las parejas que acuden a la consulta de tener un embarazo múltiple. Según estudios, entre el 67 y el 90 % de las parejas que consultan por infertilidad desean un embarazo gemelar. Siempre suelo decirles a nuestros pacientes que el embarazo múltiple no es nuestro objetivo, sino que es una complicación de los tratamientos de reproducción asistida.
En este artículo pretendo orientar sobre los riesgos del embarazo múltiple y las estrategias que hemos implementado y continuaremos mejorando para conseguir lo que verdaderamente importa, un bebé sano en casa.
Las posibilidades de que una pareja tenga un embarazo doble de forma natural son de 1.1 %; de que este sea triple o más, 0.01 %. Los embarazos gemelares, cuando provienen de un único ovulo fertilizado por un espermatozoide y luego se subdivide en dos, los conocemos como gemelos idénticos (son del mismo sexo y son la imagen de un espejo uno hacia el otro). Los embarazos que provienen de la unión de dos óvulos con dos espermatozoides (dicigóticos) pueden ser de sexos diferentes y tener el parecido que tendrían dos hermanos, pero en este caso cohabitan dentro del útero de la madre al mismo tiempo.
Técnicas usadas
Las técnicas de reproducción asistida aumentan la probabilidad de un embarazo múltiple. Dentro de las técnicas de reproducción asistida tenemos que hablar de dos grupos: las de baja complejidad y las de alta complejidad.
En los tratamientos de baja complejidad tenemos la inseminación artificial, que no es más que la utilización de medicamentos para estimular el crecimiento de más de un folículo, al lograr determinado tamaño provocar la ovulación y en un tiempo determinado colocar los espermatozoides, previamente capacitados en el laboratorio, dentro del útero de la mujer. En esta técnica el único control que tiene el especialista es saber el número de folículos que podrían ser fecundados, pues la fertilización se llevará de forma espontánea dentro del cuerpo de la mujer. En algunos casos hay folículos que no habían llegado al tamaño deseado al momento del disparo y suele haber multigestación extrema (tres fetos o más).
En las técnicas de alta complejidad tenemos básicamente dos. La fertilización in vitro y transferencia embrionaria (FIV-TE) y la inyección intracitoplasmática de un único espermatozoide y posterior transferencia embrionaria (ICSI). En estas dos técnicas y algunas variantes es que quiero enfocar mi artículo.
Tanto en la FIV-TE como en la ICSI, la mujer es sometida a la aplicación de medicamentos para producir lo que conocemos como estimulación ovárica controlada, vamos acompañando este crecimiento mediante la realización de sonografías pélvicas seriadas y determinaciones hormonales, al momento de encontrar folículos del tamaño deseado disparamos la ovulación y en un tiempo determinado vamos a aspirar los folículos para obtener los óvulos, los cuales, dependiendo la técnica a utilizar (esto depende del diagnóstico), vamos a fertilizar y cultivar hasta su transferencia al útero o a vitrificar (congelar) para transferencias posteriores.
Tomando los datos del Registro Latinoamericano de Reproducción Asistida, organismo al cual pertenecemos y reportamos nuestros casos, y siendo este una herramienta que nos permite tener información que nos ayuda a tomar decisiones para orientar a nuestros pacientes, me gustaría que vieran las tendencias en la región. En el año 2000, de los ciclos de alta complejidad se transferían cuatro o más embriones en el 43 % de los ciclos, tres embriones en el 27.3 % (algo impensable en los momentos actuales), dos en el 18.6 % y transferencia de un único embrión en el 11.0 %. Para el año 2016 estos son los porcentajes: cuatro o más en el 0.9 % de los ciclos, tres en el 12.3 %, dos en el 61.3 % y un único embrión en 25.4 %.
Los datos muestran una tendencia a la baja, pero esto no solo se da en Latinoamérica, sino que esta misma política la podemos ver en el ESRHE y SART para Europa y Estados Unidos, respectivamente. Debido a esta política podemos ver cómo en el año 2000 el 7.7 % de los nacimientos en Latinoamérica eran triples mientras que en 2016 solo un 0.6%. En el 2016 el 79.9 % de los nacimientos reportados fueron únicos.
¿Por qué razón tenemos que evitar los embarazos múltiples?
Por las complicaciones que este tipo de embarazo ocasiona tanto a la madre como a los fetos. Desde el punto de vista de la salud materna, tenemos un aumento de la hipertensión inducida por el embarazo, diabetes, sangrados, mayor número de cesáreas, la probabilidad de morir de la madre se eleva 2.5 veces en relación a un embarazo único. Desde el punto de vista de los futuros niños, hay riesgo de abortos, bajo peso al nacer, prematuridad, problemas visuales, parálisis cerebral, sepsis y muerte.
De esta manera, cuando veo en las redes sociales a algunos colegas posteando fotos y videos con embarazos múltiples y, sobre todo, multiplicidad extrema (tres o más), me pregunto si serán conscientes del tipo de práctica médica que están haciendo y cómo esta afecta la salud de la población. Para ser honesto, pienso que no.
¿Cuáles son las medidas que tenemos que tomar?
- Transferir solo en estadio de blastocisto (día 5).
- Transferir no más de dos embriones.
- En pacientes de buen pronóstico, la transferencia de un único embrión.
- Si tienes la posibilidad de la realización de biopsia preimplantatoria, transferencia electiva de un único embrión.