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Jhon Wayne RD, padre de niña con autismo: “A veces tenía que escoger entre llevar a mi hija a la terapia o darle de comer”

La entrega de John Wayne a su hija Lisbeth ha hecho que de tener un diagnóstico severo hoy, tres años después, ya sea moderado. Foto cortesía del entrevistado

Marta QuélizSanto Domingo, RD

Él es conversador, de personalidad fresca y de sonrisa franca. En su visita a LISTÍN DIARIO, antes de comenzar a contar su historia, en la Recepción ya estaba hablando con Alex y Jesús como si los conociera de hace años. Al salir a buscarlo fue fácil notar que por algo tiene ya miles de seguidores en sus redes sociales.

Eso sí, antes de conseguir darse a conocer, Jhon Wayne Martínez, mejor conocido como ‘Jhon Wayne RD’ pasó las de Caín. Esto lo contó desde que entró al área donde se hizo la entrevista. Con sus audífonos en el cuello y su gorra con la visera hacia atrás, como la usa, se acomodó para hablar sobre la triste historia que hay detrás de quien hoy, todo “lo dice cantando”.

¿Qué experiencia amarga le dio forma a tu personaje alegre? Se le preguntó. “Uffff, me agarraste fuera de base”. Se movía, miraba a Raúl, quien se preparaba para tomar las fotografías, pero no encontraba respuesta. “De verdad que han sido tantas cosas que no sé por dónde comenzar”. Su rostro perdió la sonrisa por un leve momento, pero no se dejó caer. Claro, lo ayudó el hecho de que el fotógrafo tenía otro servicio y se apresuró a retratarlo.

“Ahora sí”. Lo dijo convencido de que estaba dispuesto a contarlo todo. “Fueron varias cosas, una detrás de la otra. En marzo, del año 2020, mi abuela, que era mi mamá, que fue la que me crió, se me murió en mis brazos camino al hospital”. Se aguanta para no dejar ver un llanto que de seguro corría a lo interno.

Eso lo devastó. Hoy, a casi tres años del fallecimiento de María Peña, se puede notar que no ha superado el suceso. Tal vez es que no ha podido asimilarlo. No bien pasa esto, recibe una noticia desgarradora que estremece sus fibras más sensibles. Y luego fallece su papá.

Un diagnóstico aterrador

“Poco tiempo después de morir mi abuela, digo, mi mamá, porque eso era y es ella para mí, me dan el diagnóstico de que mi hija tiene autismo. Ella tenía solo dos años cuando nos dijeron eso. Lo más grave es que yo no sabía lo que era, no tenía la más mínima noción, y mucho menos los recursos para hacerle frente a la situación”. En este momento toma aire para poder continuar su relato. Para reponerse ofrece el dato de que la niña cumplía años al día siguiente de esta entrevista. Cumplió cinco años el pasado 26 de enero.

No había escapatoria. Sabía que él y su esposa Rosanna González tenían que echar hacia delante. Él sin empleo, solo ella trabajaba y ganaba el sueldo mínimo. “Yo tenía que andar con mi niña al hombro para llevarla a los médicos. Conseguimos la manera de que le dieran su terapia en el centro 20-30 y yo siempre la llevaba, pero había días en que tenía que escoger entre si llevarla a tomar su terapia o darle de comer”. Se pone nostálgico y en ese momento se da cuenta de que, donde se hacía la entrevista, no solo a él, esto le desgarra el alma.

Esa parte lo marcó. Lo manifiesta cuando dice: “Eso era tan grande para mí, me dolía tanto tener que decidir entre esas cosas que, ahora que gano un sueldo, cada vez que cobro, saco los 750 pesos que cuesta una terapia, y se los doy a una madre de esas que necesitan llevar a sus hijos, también con autismo y que a veces no tienen ese dinerito”. Un gesto que se admira y se le deja saber.

Fue en ese centro donde aprendió a lidiar con estos casos y a conocer a través de otros padres sobre esta condición que hace que su hija no hable y sea especial como muchos otros niños. Tanto ha aprendido de su propia experiencia que hoy se muestra como defensor de las personas con autismo. Utiliza su arte, sus plataformas, sus conocimientos y sus dotes de solidaridad para ayudar a esta población y a sus familiares.

Vocero del autismo

La entrega de Jhon Wayne a su hija Lisbeth ha hecho que de tener un diagnóstico severo hoy, tres años después, ya sea moderado.

“Nosotros no entendíamos por qué ella lloraba tanto, no dormía, no respondía, comenzó a perder habilidades… Y lo más grande era que no comprendíamos el porqué de ese comportamiento hasta que en plena pandemia nos enteramos de que todo eso era producto del autismo severo que le diagnosticaron y que gracias a Dios ya es moderado”.

Esto lo pone feliz por dos razones: por supuesto, por el avance de su niña, y como es de esperarse, por él hoy conocer sobre esta condición que lo ayuda a entender a otros niños que también vivan con ella.

Eso sí, para llegar a este punto hubo que hacer un gran trabajo y muchos esfuerzos. La muestra es que Jhon se vio en la necesidad de hacer todo tipo de trabajo para poder conseguir cómo hacer que su hija recibiera la atención necesaria para sobrellevar la condición. “Nunca hice lo mal hecho, pero te puedo decir que yo conchaba en un motor, fui guachimán, empacador y ‘repicero’, que es quien recoge en una tienda los artículos que los clientes dejan en un lugar al que no corresponden”. En esta ocasión se ríe de esos momentos duros.

No es que ya lo ha logrado todo. De ninguna manera. Él sabe que le falta mucho por hacer tanto por sí mismo como por su familia. Por eso es que en carpeta tiene continuar sus estudios de Comunicación Social que dejó a medio camino en la universidad “por irresponsable”. Eso lo dice con propiedad. “Vengo de un barrio, sé lo que es pasar trabajo y aun así siempre busco la forma de echar hacia delante, pero de la mejor manera, así que persigo mis sueños en la música y el arte y sé que los concretaré”. Tiene determinación.

Agradece a Roberto Cavada

“Ese es mi papá. Aunque se lo he dicho varias veces lo agradecido que estoy de la oportunidad que él me ha dado en mis peores momentos, nunca sabrá la magnitud de ese agradecimiento, te lo digo de verdad”. Sus palabras se sienten sinceras cuando se refiere a Roberto Cavada, quien le abrió las puertas de su noticiario para que, a través de su arte, dijera las noticias ‘rapeando’. La novedad ha sido un éxito y cada día es mayor el crecimiento profesional de Jhon.

Antes de llegar a Telesistema hacía programas ‘online’ sin ningún beneficio económico. “Ya cuando iba comprendiendo lo que era el autismo, usaba mis plataformas para expresarme, para que la gente conociera sobre esto, y hasta me entrevistaban en algunos espacios nacionales e internacionales, pero mi esposa me decía: ‘es que eso no te está generando dinero para vivir y sobre todo, para el tratamiento de la niña’. Yo sabía que ella tenía razón y fue entonces cuando me atreví a decirle a Cavada que necesitaba trabajar, y él no lo dudó, y ahí estoy”. Con esto deja ver la faceta solidaria del comunicador.

Producciones

Está trabajando con dos nuevas producciones musicales para contribuir a la causa. “Hay que aportar desde lo que hacemos para que sea distinta la realidad de niños y niñas con autismo. Debemos hacer que la gente conozca sobre esto. Mientras más empapada está la población, mejor trato tendrán esos niños, porque ya sabrán identificarlos, comprenderlos y amarlos con toda esa ternura que ellos pueden darnos”. Al decir esto agradece a un centro en la Zona Oriental donde su hija estudia con beca, y a la familia Cruz Jiminián que es donde ahora tratan a su amada Lisbeth.

Esperanza. “Si estuviera en mis manos buscar mejores respuestas a niños y niñas con autismo, crearía varios centros con profesionales bien capacitados a los que tenga acceso la gente del barrio y todo el que necesite del servicio”. Jhon Wayne Martínez