La Vida

FOLCLOREANDO

Altagracia y Wanda, dos dominicanas en Manhattan a imitar

Altagracia y Wanda

Desde que conocí a estas dos damas dominicanas no puedo dejar de visitarlas en su lugar de trabajo. Son seres que emigraron de su país natal para desempeñarse como estilistas con una clientela que les sigue los pasos cuando cambian de salón por su mejoría.

Uña y dedo

Wanda Lora y Altagracia Figueroa son “uña y deo”. Se quieren, se protegen, se defienden, una verdadera amistad de años. Wanda llegó a Estados Unidos en 1990 y Altagracia ya tenía varios años en esa urbe. Tienen una amistad de 30 años, siempre han trabajado juntas en los salones y nunca han tenido ni un sí ni un no, como me expresó Wanda, sin saber que el motivo de preguntarle su relación con Altagracia era dedicarles esta humilde columna a ambas.

Buena administración

Esas mujeres son incansables, viven fajadas con lo que Dios les puso en el camino y, contrario a muchas personas que emigran, reflejan tranquilidad y buena vibra. Aunque tienen familias en República Dominicana, viven la realidad que le ha tocado con alegría, no están embelleciendo a sus paisanas pensando en su país con tristeza o nostalgia, “guardando” los chelitos para la posteridad. En pocas palabras, han sabido administrarse.

Por esa razón nunca las he visto de mal humor, son atentas, serviciales, entusiastas, irradian alegría. Me añoñan cuando nos juntamos y por eso las aprecio mucho más.

Buenos ejemplos

Altagracia cumplió sus 70 años el 14 de este mes y el motivo que se escogió para decorar el espacio y la vestimenta de sus invitados fue de los años 50, 60 y 70: desde vendas en la cabeza, bucles, medias de mallitas, vestidos de lunares, minifaldas, pantalones “culottes”, “hot pants”, y campanas (ancho abajo); los hombres con afro, pantalones “Cantinflas”, zapatacones y un sinnúmero de accesorios y atuendos propios de esa época.

Hubo un repertorio de música “de la nueva ola” que bailaron todos los que recordaron los pasos coreográficos y los que no, lo hicieron a su manera.

Bendiciones para estas dos chicas de los siglos XX y XXI y que sigan dando ejemplo de entusiasmo, carisma, empatía y bondad.

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