Chanel convierte el estilo circense en Alta Costura
Camellos, leones, pájaros, caballos e incluso un elefante fueron las imágenes reproducidas en figuras de cartón, madera y papel, en un estilo más bien arquitectónico que se aleja radicalmente del naturalismo
Chaquetas como minivestidos, lentejuelas y sombreros de copa fueron la silueta elegida este martes por Chanel en su desfile de Alta Costura, donde se inspiró en los amuletos de animales que usaba Coco Chanel y retomó códigos del circo.
Con un decorado de esculturas móviles de animales que creaban un laberinto en la pasarela, la "maison" parisina volvió a contar con el artista francés Xavier Veilhan, que por tercera vez imaginó un escenario único para la presentación de la colección Costura, primavera-verano 2023.
Camellos, leones, pájaros, caballos e incluso un elefante fueron las imágenes reproducidas en figuras de cartón, madera y papel, en un estilo más bien arquitectónico que se aleja radicalmente del naturalismo.
En la ropa, destacó el blanco impoluto que la directora creativa, Virginie Viard, eligió para construir una línea de cortes depurados, minivestidos, faldas de corte trapecio, tableadas y vestidos de encajes y lentejuelas.
El metalizado se convierte en la clave de los trajes "tweed", un clásico de la firma, que los revisita en chaquetas largas, minivestidos, shorts e incluso vestidos largos bordados con lentejuelas.
Bajo una chaqueta con mangas abullonadas y marcada en la cintura, sobresale una falda de organza blanca, como si fuera lencería, mientras que en el cuello una pajarita negra destaca como si fuera una joya.
Los trabajados bordados y detalles de pedrería, típicos de la Alta Costura donde cada pieza lleva horas y horas de trabajo artesanal, contrastaron con los accesorios sobrios de la colección.
REINA EL ZAPATO PLANO
Los famosos "slingback" de la marca, un zapato destalonado con punta bicolor, se llevan como mocasines en negro, planos y con una cinta agarrando el talón.
Destacaron también las botas planas, blancas y con cordones hasta media pierna, o botines dorados con la puntera negra.
Esas fueron además las botas elegidas para combinar con el vestido de novia que presentó la marca, un minivestido de corte recto apretado en la cintura y cubierto por un velo con golondrinas bordadas en lentejuelas. Fresco y con un punto "rock'n'roll".
Las minifaldas fueron una constante en la colección, bien bajo chaquetas cortas, tipo americana pero entallada en la cintura, o bien con cazadoras y a modo de abrigo.
Los vestido de noche fueron también sencillos, largos pero floreados, tipo lencero, con tirantes finos y escote redondo, o completamente de encaje y con pedrería dorara en la pechera.
El blanco y el negro fueron los colores más vistos en la pasarela, con lentejuelas que reproducían estampados florales, pata de gallo y formas geométricas, un tanto impresionistas.
Las colecciones de Virginie Viard, quien fuera durante varias décadas mano derecha del diseñador Karl Lagerfeld, son mucho más frescas y sencillas que las del alemán.
Viard, que lo sucedió en el puesto en 2019, ha apostado por recortar las siluetas, acortando el largo de la ropa, pero también ha reducido accesorios y, en general, todo lo más superficial.
Esto ha pasado asimismo por simplificar los espectaculares desfiles de Lagerfeld para Chanel, con sus reproducciones a escala de la ciudad de París, de una playa, de la montaña o incluso de una nave espacial.
Si bien en esta ocasión las esculturas de animales, como el Caballo de Troya, se abrían repentinamente para dejar salir de su interior a las modelos, los decorados de Viard apuestan por el minimalismo.
"Virginie Viard me pidió si podía trabajar en torno a la idea del apartamento de Gabrielle Chanel y sus figuras de animal. Me pareció interesante partir de esto y evocar nuestra relación con lo animal, en constante evolución en nuestras sociedades", señaló el artista Veilhan en una nota a los asistentes.
A la espera de que el monumental Grand Palais reabra sus puertas en 2024 tras una exhaustiva restauración, Chanel ha pasado a organizar sus desfiles en el Grand Palais efímero, a pocos metros de la Torre Eiffel.
Hasta allí acudieron entre otros la todopoderosa directora de Vogue USA, Anna Wintour, pero también el extenista Roger Federer o la actriz surcoreana Kim Go-eun.