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A LA MODA

Ariel Encarnación: amor por el tejido puntada tras puntada

Sus agujas, la máquina de coser, las telas e ilustraciones le hacen obtener el vestido más sublime.

Fotos: Cortesía de Diana Baldera y Luis Guzmán

Patricia AcostaSanto Domingo, RD

Siempre sintió la necesidad de hacer arte. Tenía una habilidad increíble para crear. Dibujaba figurines, cosía ropa y tejía con destreza. No olvida que su padre y papá Julio (su vecino), todas las mañanas antes de empezar, sacaban sus máquinas de pedales al sol para cumplir con los pedidos de sus clientes.

En El Cercado, un pueblito de San Juan de la Maguana, inició esta historia. Ariel Encarnación, durante toda su niñez, estuvo rodeado de telas y agujas. Y aunque, en algún momento, por admiración a su madre, que era maestra, sintió que se dedicaría a la docencia, se decidió por la carrera de Diseño de Modas.

Su moda es artesanal. La considera como una expresión de amor por y para sus viejitos. Aprendió a tejer a temprana edad, de manera empírica. “Cada día, entiendo que esta labor ancestral me hace feliz. Quienes adquieren una pieza realizada por mis manos, no solo obtienen un producto único, de horas, días y hasta meses, sino una muestra de amor que se ha entrelazado puntada tras puntada, punto tras punto, de la que se logra obtener vestidos etéreos, delicados, sensuales y modernos”.

Entrelazar hilos le conecta, lo conecta con su ser. Le ayuda a interiorizar y recargar energías.

Sus inicios

Ariel es egresado de la Escuela de Moda, en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

El diseñador tiene ocho años exponiendo consagradamente sus trabajos y carrera en las distintas plataformas digitales, pero tiene exactamente trece trabajando en el mundo de la moda.

“Recuerdo que, finalizando mis estudios universitarios, creé mi primera colección, llamada ‘Bonita’. La presenté en el Casino Hispaniola, en el 2010, un trabajo de estudiante, pero que me ayudó a entender con claridad la carrera que me esperaba a futuro”, expresó emocionado.

Una de sus primeras experiencias en el mundo profesional fue con Angie Polanco, una diseñadora ya establecida que lo alentó a salir del anonimato.

“Ella fue el ángel, la persona que me ayudó a luchar con las limitaciones, miedo y temores para catapultar la carrera”, contó Encarnación.

Este artista de las puntadas desarrolla una técnica que es tendencia: el crochet, un tipo de tejido que, según nos cuenta, posee un lenguaje de signos que se puede leer.

Con ojos brillantes, explica que, los patrones y esquemas son innumerables. “Me inspiro y me envuelvo en las bibliotecas, que son las revistas antiguas de paños del hogar. Son mis favoritas. Tejer tiene mucha presencia en mi entorno. Son el ADN y estética de diseño de mi performance. Cuando voy a organizar mis colecciones, busco un hilo conductor de ideas en la música, la filosofía y la mitología”.

Gratitud

Ariel Encarnación ha tenido la oportunidad de vestir a importantes celebridades dominicanas y extranjeras, como Caroline Aquino, Helen Blandino, Judith Rodríguez, Zuleyka Rivera, Glency Feliz, Yelitza Lora, Techy Fatule, Dawilda González y Clarissa Molina.

Agradece a los estilistas por ayudarlo a destacarse en suelos internacionales, permitiéndole catapultar y extrapolar sus diseños en Latinoamérica.

Una de sus metas es crear una academia de tejidos, donde se pueda enseñar sobre esta técnica.

Desea que se distinga el trabajo de los artesanos en la economía del turismo, incluso exportar. “Entiendo ayudaría a disminuir la falta de empleo”, concluye motivado.

¿Cómo evalúa la moda dominicana?

“A pesar de grandes esfuerzos, está en pañales. Las propuestas, en su mayoría, están hechas para un grupo de privilegiados económicos, una limitante para la expansión que, a su vez, disminuye por la pérdida cada día de la cultura de coserse a la medida”.