REALIDAD Y FANTASÍA
Carestía
Aventurarse a un supermercado, en estos días, es tan peligroso como ir de excursión a la selva. En el súper te esquilman y en la selva te pueden devorar.
Arrancó el año y la carestía de la vida se ensaña con los hogares dominicanos. Pareciera que el nuevo año estuviera advirtiéndonos de los tiempos difíciles que se avecinan.
Los plátanos, alimento básico entre nosotros, están por las nubes; los huevos, aunque aquí no están escaseando como en otros países, no están baratos; no digamos las carnes. Abastecer la nevera con cerdo, res y pollo cuesta un ojo de la cara, aun comprando las piezas menos costosas.
Aventurarse a un supermercado, en estos días, es tan peligroso como ir de excursión a la selva. En el súper te esquilman y en la selva te pueden devorar.
Una familia normal de clase media ya no puede darse lujos; los sueldos solo alcanzan para cubrir las necesidades básicas. Las clases pobres gozan de muchos subsidios que les ayudan a sobrevivir, lo que no sucede con la clase media.
Un cilindro de gas cuesta la friolera de tres mil pesos, así mismo, tres mil ¡pesitos! Eso significa que ya no se puede cocinar tres veces al día, el desayuno y la cena tendrán, por fuerza, que consistir de alimentos que no pasen por la estufa.
Solo estamos en enero y la famosa cuesta es cada vez más empinada. A mediados de año, solo Dios podrá socorrernos…