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El poder positivo de la Palabra

No importa el peso de las pruebas que como fardo llevas en el cuerpo y alma, levántate y anda. ISTOCK

Lesbia Gómez SueroSanto Domingo

“…Levántate y anda. A ti te digo: Levántate…”. El primer y segundo mandato fue dirigido por Jesús al paralítico, y a la hija de Jairo, la que se había declarado muerta. Estos dos ejemplos gráficos hacen síntesis del poder de la palabra en un aspecto positivo y de sanación. Es necesario entender, que la palabra tiene que asistirse de la fe para que tenga un resultado efectivo. De ahí que Jesús insistía: “¿Por qué se sorprenden por estas cosas que hago?, si tuviereis fe, ordenarían a la montaña que se traspasase, y esta obedecería”.

Es entonces que en momentos de tantas confusiones y dificultades en el mundo donde estamos en este ahora que Jesús nos exhorta con un fuerte mandato: “Levántate”. No importa el peso de las pruebas que como fardo llevas en el cuerpo y alma, levántate y anda. El fracaso mayor, es mantenerse caído, sin el esfuerzo de querer levantarse. Cada día es nueva oportunidad de recomenzar, de luchar y con fe conquistar toda batalla, muy directo a las batallas internas, que cada ser ha de manejar con voluntad y decisión de triunfo sobre las patologías y disfunciones anímicas, con arraigo a sentimientos de rencor, odio, egoísmo y codicias.

¡Levántate. Toma tu cruz cada día y sígueme, nos sigue hablando Jesús, con sus cálidas palabras. Crucifica en el madero de las apetencias, las personalidades inferiores, y habrás conquistado la resurrección de lo divino, que por tanto tiempo, lo tenías escondido en la carne de los apetitos del mundo. ¡Levántate, háblale a tu cuerpo y sánalo, con el poder de la palabra que se te ha dado. Lévantate. Ven en pos de la felicidad, que te corresponde. Busca tu herencia, hijo de Dios eres.

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