A LA MODA

Marisol Henríquez: “Un diseñador sin un modista, sin un equipo, no llega a nada”

Marysun es su ego, Marisol Henríquez es la niña, ese ser humano al que le tocan los temas sensibles

“Hacer moda es un reto para mí. Es mi pasión”, dice Marisol Henríquez. Fotos: Tiziano De Stefano, Craneo Films y Carlos Rosa

“Hacer moda es un reto para mí. Es mi pasión”, dice Marisol Henríquez. Fotos: Tiziano De Stefano, Craneo Films y Carlos Rosa

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Patricia AcostaSanto Domingo, RD

Respiró, levantó la mirada y enseguida descendieron dos lágrimas por sus mejillas. Ocurrió después de escuchar el nombre de Mercy Jácquez; su pausa se prolongó por tres segundos más, y luego dijo: “¡Ay! Mi segunda madre”. Hizo un silencio, y continuó. “Una mujer que me preparó para que fuera una guerrera, me transmitió ese amor por la costura. Me decía: ¡Ven, mi hija! Observa cómo se hace. Se dedicó a enseñarme todo lo que sabía, a hacer patrones, era una excelente patronista”.

Marisol Henríquez es una diseñadora con una trayectoria de 33 años en ese universo de lujo, placer y, al mismo tiempo, de necesidad en que se envuelve la moda. Ella la define como un arte y a cada uno de sus vestidos como hijos. “Cuando ves mis diseños, te das cuenta de que una madre (yo) dio a luz a su hijo. Hacer moda es un reto para mí. Es mi pasión. Sé que a través de mis diseños puedo provocar tantas emociones positivas a mis clientas. No importa la talla, ellas son felices cuando ven el resultado. Amo la alta costura. La moda, simplemente, es mi hija”, afirma.

A los 14 años se dio cuenta de su habilidad para diseñar. En el colegio le daban clases de costura, y desde que aprendió empezó a hacerle ropa a sus gatitos. “Desde que terminé mi bachiller sabía que estudiaría diseño. Mis padres no querían que me dedicara a la moda, aunque hoy están muy orgullosos. Por eso trabajé en una cosmética para poder costear la carrera. Asistí a clases durante tres meses a escondidas. Motivada por doña Mercy, también me dediqué a modelar. Ella me decía que era muy elegante y ese dinerito extra me ayudaba a pagar la carrera. Un día me hace la propuesta de que fuera su asistente, enseguida acepté y renuncié a mi trabajo. Así me exoneró los últimos años de mi carrera”, cuenta emocionada.

Jamás olvidará a su maestra y a quien llama ‘madre’, Mercy. “Hay días que yo me digo: ¿qué me dirías en esta situación? ¿Qué hago? Y de verdad siento que me habla. Tengo esta foto aquí para poder sentir que nos miramos. Ahí lleva puesto un traje que le hice para un reconocimiento que la destacaba como mujer del año”, explica mientras observa la foto.

Mercy y Marisol eran cómplices, ambas conocían las fortalezas y las debilidades de la otra. Mientras trabajaron juntas, se quedaban hasta tarde de la noche para poder lograr lo que ilustraban en un papel para un desfile o una clienta. “No sé cómo agradecer que Dios me la puso en mi camino”, añade con una sonrisa en la cara.

Desde que inició su travesía en el diseño, se fue enfocando en la moda artesanal, porque para ella es una forma más minuciosa y detallista al crear.

“Este trabajo convierte cada obra en una prenda única, es como empezar desde cero, convertir tu tela en corte, textura, drapeado, entallado, para mí es más bonito que comprar una tela que ya lo trajo todo. Jorge Diep dijo un día: ‘Marisol hace lo que todos hacemos, pero no todos hacemos lo que ella hace’”, narra Henríquez.

La diseñadora disfruta el contacto con las telas, muchos diseñadores reconocen su talento para combinar colores con texturas, algunos dicen que es un don. Su favorita es la seda, las que tienen texturas naturales y originales y el encaje, pero que sea delicado. “Creo que todo empezó trabajando en el backstage de uno de los desfiles de Oscar de la Renta en el país; recuerdo que hicieron un evento en el Jaragua. Estaba prohibido tocar las telas, pero yo curioseaba todos los vestidos, me encantaba verles las costuras, estudiar el tipo de telas. Me llamaron la atención todos sus diseños, eran impresionantes. Para mí fue un lujo trabajar con el diseñador”, declara.

Encuentra inspiración en una señora que esté vendiendo frutas en la calle, en una princesa, en la naturaleza, en todo lo que puede ocurrir en el día a día. “Me puede inspirar el cambio de las temporadas. Me encantan los colores de cada estación. Amo el Caribe, nuestra cultura, el arte dominicano, sobre todo el tejamaní”, dice.

Durante la conversación, nos expresó su preocupación por la nueva generación de talentos y la falta de apoyo. “Creo que los diseñadores que tenemos más experiencia en el mundo de la moda debemos de darle la mano a aquellos que vienen surgiendo, debemos abrirnos a esa juventud. Es cierto que cometen muchos errores y están desenfocados, pero es por falta de orientación, falta de apoyo”, insiste.

Marisol está abierta a aportar conocimientos a la juventud, porque cree en ella. Y entiende que el Gobierno debe apoyar a los talentos emergentes. “Nos falta mucho por aprender y hacer, pero estamos teniendo más proyección a nivel internacional. Aunque poco a poco se está perdiendo la alta costura”, agregó.

Terminó explicando un poco de su reciente colección ‘Otoño Mágico’, una propuesta caracterizada por el romanticismo y la elegancia; se identifica por el uso de colores representativos de la temporada, donde los tonos ocres juegan un papel preponderante, para cerrar con broche de oro con la alegría del rojo y el negro en piezas de animal print.

En esta colección se pueden ver estilos de vestidos, entallados y fluidos, strapless y ceñidos al cuerpo que destacan la silueta femenina. La seda, su tela favorita, es parte de la sofisticada selección de texturas como el sharmous de seda, seda fría y natural, gazar de seda, shantú de seda, organza natural y otras texturas del tipo Novelty Frabic.

“La colección combina la fortaleza que nace de la transformación que realiza la naturaleza al cambiar de estación con la expresividad de las piezas en animal print, que nos trasmiten la esencia de los animales, plasmadas en piezas diseñadas especialmente para la mujer audaz que recibe de estas especies su astucia, sagacidad, agilidad y (sigilo) para trasmitir su fuerza interior”, así la define la creativa.

¿Cómo se inicia el tejamaní?

“Uno de los proyectos cuando estudiaba ocurrió en San Juan, teníamos que elaborar 50 diseños inspirados en un lugar que visitamos. Días antes había ocurrido un ciclón y las casitas estaban un poco destruidas. Le dije a la profesora: ‘Usted nos trae a un desierto, ¿aquí es que vamos a diseñar?’. Me respondió: ‘¡Aquí van a diseñar!’. Recuerdo que las paredes a las que la fuerza del ciclón destruyó se les veían unas varillas que estaban entrelazadas, de ahí surge la idea del tejamaní. Luego entré a la cocina y el anafe tenía las varillas de la misma forma con el objetivo de sostener dos vasijas de barro. Ahí estaba mi tejamaní. Esa es mi artesanía. Me comuniqué con el profesor de diseño textil, Iván Balcácer, para expresarle mi curiosidad sobre este tejido y empecé a diseñar textiles, los dibujaba en una maderita y luego me fui empapando con libros sobre la técnica”.