La Vida

FOLCLOREANDO

Copa Airlines “rebosó la copa”

En estos últimos años estoy viajando constantemente a Panamá por la línea aérea Copa. Hoy me decidí a plasmar mi experiencia, luego de ver acciones positivas que motivan que nos desbordemos escribiendo ya que es la única forma pública que los empleados se sentirán satisfechos del trabajo que realizan más allá de lo que les toca y que redunda en beneficio de la empresa donde laboran, además de hacer sentir muy bien a los pasajeros. Con esta línea aérea he tenido algunas experiencias, como en mi último viaje de regreso al país, luego de participar en el Congreso de Folklore y Patrimonio, que organizó la Escuela Nacional de Folklore de ese país, de la cual formo parte como estudiante.

Cuánta amabilidad Siempre acostumbro cuando viajo de cualquier país a República Dominicana avisarles a mis hijas cuando abordo el avión y a la persona que me buscará. Resulta que en este último viaje al entrar al avión no había wifi y le pregunto a uno de los tripulantes que si me pueden facilitar y me contesta que no hay comunicación dentro del avión, pero como vio mi intranquilidad me expresó que podía facilitarme la conexión de su wifi personal y hasta me sorprendí. Hice dos llamadas importantes y le externé las gracias.

El que tiene más saliva que coma más hojaldre Cuando vuelo de República Dominicana para Panamá la picadera que nos suministran es sencilla e incluye unas galleticas riquísimas. En la envoltura se lee “Suspiros”, pero no es el suspiro que conozco que es de clara de huevo. Desde que los probé me supo a “hojaldra” a nivel popular, pero es hojaldre, que en RD se elabora con almidón de yuca (Cibao) o de guáyiga (Sur) y que en los paradores la encontramos de harina de trigo.

Hecho en Panamá Los suspiros son identidad panameña y son elaborados con almidón de maíz y harina de trigo, por Productos Mayí, en la provincia de Coclé, Penonomé. En el Festival del Toro Guapo en Antón encontré los suspiros en otra presentación, pero igual de delicioso como el que brindan a bordo. Gracias a Alexander Anthiney, Víctor Bishop, Ketzacilis Hylton y José Ortega por su amabilidad y receptividad durante el vuelo y por darme la oportunidad de saborear los suspiros mientras redactaba esta columna.

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