“Despiértense, no estén dormidos”

Estamos en el segundo domingo de adviento, y el Señor nos pide que debemos ser centinelas, que debemos estar siempre alertas, porque el Reino del Señor está cerca.

El Salmo de hoy es precioso y es donde el Rey David le pide al Señor “que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente”.

Los Salmos son la oración de Israel. Son la expresión de la experiencia humana vuelta hacia Dios.

En general, el estilo de los salmos se distingue por su realismo e inmediatez, no disminuido por la riqueza de imágenes y símbolos elementales, sin caer jamás en el sentimentalismo. Muchos fueron rezados por el mismo Jesús como el que se escucha en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonas?” (Salmo22)

San Mateo, en el evangelio de hoy, nos habla de la predicación de Juan el Bautista, pidiendo a todos que se conviertan, porque el Reino de los Cielos está cerca. Y es que se van a cumplir las promesas de todos los profetas, desde Abraham, Isaías, hasta la llegada del Mesías: “El que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él les bautizará con Espíritu Santo y fuego”.

Estamos viviendo tiempos difíciles y pienso que debemos estar alertas, a todo aquello que nos impide llegar a Jesús. Por eso debemos permanecer despiertos, porque no sabemos ni el día ni la hora en que vendrá el Hijo del Hombre. ¡¡¡Amén!!!