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FESTIVIDAD

Adviento: tiempo de renacer

Corona de adviento. ISTOCK

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Ana Mirtha VargasSanto Domingo, RD

Recién comenzó el año litúrgico, el primer domingo de adviento, se elige tomando el domingo más próximo al 30 de noviembre y concluye el 24 de diciembre, antes de la Navidad.

La palabra adviento proviene del latín adventus, que significa ‘arribada’ o ‘llegada’. Es la tradición de la iglesia cristiana para comenzar la sintonización con nuestra vinculación espiritual con el nacimiento del niño Jesús. El adviento es una costumbre de larga data, parece venir del sigo V después de Cristo, en Italia, luego en Francia los parroquianos solían encender velas que iluminarían la oscuridad propia de la estación.

Elaboraron una corona de adviento consistente en cuatro velas: dos primeras moradas, color de la entrega y penitencia; la tercera rosada, simbolizando el amor puro, y la cuarta también morada. Hay una quinta vela en blanco, simbolizando al Altísimo, que se enciende en Nochebuena. Realizaban ayunos para la preparación y reflexión sobre los valores enseñados por el Maestro de Maestros, en su visita al planeta: amor, alegría, esperanza y paz.

Según recoge la historia, durante el siglo VI, también en Francia se realizaba lo que llamaban Cuaresma de San Martín: ayunaban, oraban y se abstenían de relaciones sexuales como preparación para la celebración de Navidad. En Alemania del siglo XIX se realizaban los calendarios de adviento, tradición que luego migró hacia Estados Unidos. Algunas tradiciones comienzan el 1 de diciembre consumiendo exquisiteces y compartiendo todo el mes con allegados, incluido los niños.

Dentro de la tradición iniciática también hay fechas trascendentales, que cambian la energía y se relacionan con las fechas importantes de distintas culturas. Estas fechas que marcan el inicio de una estación también coinciden con fechas importantes dentro del catolicismo, a saber, el equinoccio de primavera, por el 21 de marzo, la Pascua; el solsticio de verano, junio 24, San Juan; equinoccio de otoño, septiembre, Día del Arcángel Miguel, y por el solsticio de invierno, la Navidad.

El 21 de diciembre, el sol, en su movimiento aparente, se estaciona tres días y echa a andar de nuevo el 25 de diciembre. A medianoche del 24 de diciembre, el sol, en el medio cielo de capricornio, coincide formando una cruz en el horizonte ascendiendo virgo, y piscis, en el descendente, respectivamente. Como Jesús, nace de la Virgen, y trae un mensaje muy relacionado con piscis, fue pescador de hombres, multiplicó los peces, y muchos más detalles dignos de investigar.

La energía del momento induce a un viaje hacia el interior y la meditación. Vamos hacia la más profunda penumbra (el solsticio de invierno es el punto máximo de oscuridad, la noche más larga del año) para renacer en la luz crística, resurgir el niño Dios en cada uno de nosotros, restableciendo el vínculo espiritual que debe ser manifestarlo a través del trato que damos a los seres humanos que encontramos paso a paso. Ver a Dios en el rostro y en cada una de sus manifestaciones. Que esta época del año nos haga mirar y superar nuestras limitaciones. Que Dios nos llene de amor, paz y sabiduría universal.

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