Sosteniendo lo que somos
"La primera impresión es la que vale" dice un viejo refrán. Sea que estés en tu primera cita amorosa, en una entrevista de trabajo o corriendo para algún puesto. Decía el padre de la psicología moderna que, cuando miramos a una persona, inmediatamente formamos una impresión de su carácter. Una mirada y unas pocas palabras son suficientes para contarnos una historia de algo complejo.
Como cristianos, tenemos que dar una buena impresión en el mundo y reflejar la imagen de Dios dondequiera que estemos. Muchas personas tratan de impresionar a otros con su personalidad, dinero, casa, éxito y estatus. Jesús produjo una buena impresión en los demás. La gente se maravillaba de su doctrina, admiraba su mensaje y se sentía atraída hacia él como un imán. Sus palabras eran congruentes con su estilo de vida. Jesús sostenía lo que enseñaba con lo que hacía.
Como cristianos, estamos llamados a dejar huellas que reflejen la vida equilibrada que El Nazareno vivió. El apóstol Pablo escribió a sus amigos de Filipo, "lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced" (Filipenses 4:9).
Hay cuatro áreas que debemos observar para mantener sostenibilidad a lo largo de nuestra vida. Primero, lo que otros aprenden de ti con tu ejemplo. Habrá gente que nunca te saludará o conversará contigo, pero te verán de lejos en la calle, el consultorio y el supermercado. El poder de tu conducta dejará una huella que perdurará toda la vida.
Segundo, lo que otros reciben de ti a través de tu generosidad. Esta no es necesariamente una práctica monetaria, sino una actitud del corazón. Tercero, lo que otros escuchan de ti con lo que dices. Debemos hablar palabras a otros que dejen marcas de amor y gratos recuerdos en el corazón de los demás, enfocándonos siempre en hablar conforme a la Palabra de Dios.
Finalmente, lo que otros ven de ti por medio de tus acciones. Pablo escribió, en la carta a los Filipenses, que aquello que ellos aprendieron, recibieron, oyeron y vieron en él, esto ellos debían hacer. Él les dejó un ejemplo visual y les pide que ellos hagan lo mismo con los demás a través de su conducta. Nuestras acciones hablan más que la ropa que usamos, que el estatus que hemos alcanzado, el dinero que damos y los sermones que predicamos. A veces el acto más sencillo de bondad o brusquedad puede dejar un impacto a largo plazo.
Nuestra primera impresión debe ser siempre que reflejemos a Cristo en todo lugar. Él fue el más grande ejemplo de sostenibilidad, porque se mantuvo firme en la verdad, no solo enseñándola sino viviéndola. Jesús pudo impactar a la gente porque hablaba como quien tiene autoridad pero, al mismo tiempo, con un inmenso amor que transformaba los corazones. Él mantuvo el equilibrio entre la verdad y el amor. No solo impactó a su generación, sino que, incluso dos mil años después, sigue impactando nuestras vidas a través de sus palabras y acciones