La Vida

ENCUENTRO VERDE

Canelilla de Jaragua: del crimen ambiental a la sostenibilidad

Para hacerle frente al tráfico ilegal de la Pimenta haitiensis, asegurar su conservación y al mismo tiempo ofrecer alternativas de comercio sostenible, el Grupo Jaragua inició la certificación de esta especie endémica, aromática y medicinal en peligro de extinción

Pimenta haitiensis. “La canelilla no se puede sembrar en cualquier lado: te la roban. No la puedes poner en lugares públicos porque la ‘deflecan’, porque la gente conoce la planta y la usa”, dice León. © Grupo Jaragua

La demanda de las hojas de canelilla de Jaragua (Pimenta haitiensis) ha incrementado a niveles “alarmantes” el tráfico ilegal de este árbol en el bosque seco del Parque Nacional Jaragua y con él la degradación del área protegida.

La campaña que alerta sobre las amenazas a esta planta aromática y medicinal tomó fuerzas el año pasado de la mano del Grupo Jaragua. “Es comercio ilegal porque se trata de una especie en peligro circunscrita a un área protegida”, explica la bióloga Yolanda León, presidenta del Grupo Jaragua, en el Encuentro Verde de Listín Diario. 

La Pimenta haitiensis es una especie endémica regional restringida de manera natural al Parque Nacional Jaragua, al sur de la provincia de Pedernales, un espacio que abarca el procurrente de Barahona y la isla Beata, que está bajo la figura de protección del parque. 

El año pasado, dice León, encontraron un rodal o grupo de árboles justo donde el Jaragua pega con la sierra de Bahoruco, “pero todo indica que es el único”. 

Esta canelilla está incluida en la lista nacional de especies en peligro y en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de las Naturaleza (UICN). Al ritmo que va la depredación de los árboles en el parque, faltaría poco para que se le considere en estado crítico. 

“Las están acabando; están tan mutiladas –dice Yolanda- que ya no están produciendo semillas ni frutos, y eso te pone una especie en una situación muy riesgosa. Decidimos lanzar la campaña porque la gente no sabía que la forma en que se extraen esas hojitas le hace daño al bosque. Los troncos a veces mueren cuando son podados en época de sequía y se abren claros en el bosque para secaderos, además de que son áreas de especies endémicas”. 

Indica que su uso se ha popularizado en los últimos años y que el aumento de los precios puede deberse a la falta de suministros. Con los árboles mutilados, las plantas no se están reproduciendo y “entonces el precio es tan alto que se ha convertido en una especie de mercado negro, en una especie de mafia”. 

Hasta hace unos años, explica la profesora e investigadora del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), un saco de canelilla no pasaba de 10 mil pesos. Hoy día, se ha reportado la venta de un saco a 27 mil pesos. 

“Desde luego, ese precio oscila según haya o no en el mercado, y el transporte es sumamente caro porque hay un gran riesgo de que te confisquen el camión; por eso los mismos dueños del cargamento no suelen transportarlos en sus camiones, sino que alquilan camiones para esta misión tan difícil. Entonces se ha vuelto el juego del gato y el ratón”. 

Un saco de hojas de canelilla pesa unas 60 libras.

Es un fenómeno, alerta. Y agrega que el precio y la demanda se han disparado en parte porque el suministro está cada vez más escaso en el medio ambiente, y porque se le está poniendo más caso al tema del mercado ilegal. 

En ese sentido, destaca la labor del Aníbal Díaz (Blanco), administrador del Parque Nacional Jaragua, “que se ha tomado el tema en serio y está en la mejor disposición de controlar el tráfico ilegal”.

UNA ESPECIE POPULAR

Asociada al bosque seco, la canelilla de Jaragua crece en terreno rocoso y clima caliente. Se usa en tés, infusiones, para tratar el resfriado, como condimento e ingrediente para saborizar rones y licores como la mamajuana. 

De la familia de las mirtáceas (la misma del eucalipto y la guayaba), posee aceites esenciales que le aseguran un buen futuro en la aromaterapia. 

En Oviedo, municipio de Pedernales, se usa para tratar el vértigo. 

¿Qué alternativa tienen las personas interesadas en comercializarla y consumirla de manera legal? 

El Grupo Jaragua, que desde 1987 apoya desde la sociedad civil y de la mano de la comunidad el comanejo del Parque Nacional Jaragua, ha desarrollado un sistema de certificación que garantice que la canelilla que llega al consumidor ha sido producida y comercializada de forma legal y sostenible. 

El proyecto tomó forma el año pasado a partir de un llamado de atención a los supermercados que ofrecen canelilla del mercado negro. Algunos comercios retiraron los productos de los anaqueles y otros los siguen vendiendo. 

Un grupo económico le hizo saber al Grupo Jaragua que estaba interesado en obtener canelilla certificada y la organización sin fines de lucro comenzó a idear, discutir y consensuar con las autoridades un esquema que así lo permita. 

Pero hacía unos 10 años que la ONG ya vislumbraba esta iniciativa como el futuro sostenible de la canelilla y había comenzado a propagar sus semillas. 

Un colaborador del grupo en Duvergé, al otro lado de la sierra de Bahoruco, que tenía un terreno dedicado al Sistema Agroforestal Jaragua (incluye la canelilla como especie estelar), les permitió establecer un vivero. 

“Llevamos a Duvergé para ver cómo se daba por ahí. Él tiene una ventaja, y es que, aunque Duvergé es más caliente que Oviedo, hay canales de reguío y ahí la canelilla ha estado aventajada, pero es un cultivo que puedes tener en áreas secas, sin reguío, porque ese es su hábitat natural y por eso nosotros hemos argumentado que en la adaptación al cambio climático esta es una especie que, además de un valor comercial, te permite tener un cultivo agroforestal en zonas calientes y sin reguío”. 

Luego de seis años, las 400 plantas que crecen en Duvergé están listas para poda mientras que Israel Pérez, productor en La Colonia, tiene en su finca 1,200 arbolitos listos para su primer corte. 

“Lo bueno de esto es que es sostenible, porque podas la mata y esta rebrota y rebrota muy bien; pero no vas a podar la mata si está muy chiquita. Lo ideal es hacerlo cuando tenga un metro o metro y medio para que tampoco se convierta en árbol, porque sería más difícil de cosechar. Queremos que sea árbol en el bosque, no para una explotación, porque es un cultivo legítimo. Lo que estamos es tratando de facilitar esa siembra”, sostiene León. 

El grupo tiene actualmente unas 2,000 plantas en producción con viveros también en Oviedo, Puerto Escondido y Salinas de Barahona.

PRIMERO LAS COMUNIDADES LOCALES

El sistema de certificación del grupo está enfocado en beneficiar a las comunidades locales. ¿Por qué? 

“Es una de las pocas especies que están afincadas en Jaragua, en Oviedo, en Pedernales y a nosotros nos gustaría en primer lugar favorecer a la gente local porque es parte de su identidad”, comenta León. 

Luego sí pueden atender a otros interesados. De hecho, comenta Yolanda, la marca CariFrutas compró plántulas en el Jardín Botánico Nacional hace dos años y estableció una finca en Baní. Las plantas van bien y la marca está de acuerdo con la certificación y con un sello que avale que se trata de canelilla sostenible.

GARANTIZAR EL COMPROMISO 

La certificación contempla requisitos y deberes, señala León. Cuando una persona se inscribe en el programa y llena el formulario de interés se le entregan 50 plantitas gratis.

“Si a los seis meses presentan una buena supervivencia, porque aunque es bosque seco toda matita joven en los primeros meses necesita de agüita y cariño, les damos 50 más, así como la opción de comprar más”. 

Un aspecto importante es la tierra donde se plantará la canelilla y la tenencia de esa tierra. 

“La mata es una inversión a largo plazo, porque la canelilla no florece todos los años y tenemos limitantes de las plantas que podemos producir. Por eso queremos que vayan a las personas que las van a cuidar y aprovechar y que preferiblemente sean de la localidad, no es que nos hemos cerrado, pero queremos que los primeros en beneficiarse sean los de la comunidad”. 

Se refiere a las comunidades ubicadas en la Reserva de la Biósfera Jaragua-Bahoruco-Enriquillo. Actualmente se benefician La Colonia de Juancho, Tres Charcos, Manuel Goya, Oviedo y Duvergé. Para Yvonne Arias, directora ejecutiva del Grupo Jaragua, los programas que desarrolla la ONG contemplan los medios de vida sostenible y la producción de canelilla les brinda uno a las comunidades. 

“Si queremos de verdad restar presión al parque y entrar dentro de lo que es la misión y los criterios de lo que es una reserva de la biosfera, de eso se trata”, expresa. 

ACERCARSE

¿Qué deben hacer los dueños de colmados, puestos de mercado o de cualquier comercio que deseen ofrecer la canelilla a sus clientes?  Acercarse al Grupo Jaragua. La fundación ofrecerá la canelilla en empaques especiales. 

“Es un empaque sencillo, en papel biodegradable. La canelilla tiene una vida de anaquel larga, porque es una hoja seca. Y su manejo no es difícil. El empaque va a tener una ventanita plástica por el tema del nombre y de que se vea, pero el resto es biodegradable. Eso es lo que nos ha tomado tiempo; si fuera un envase plástico, hace tiempo que tuviéramos vendiendo canelilla”, observa León. 

En estos momentos hay disponibles hojas y plantitas. Fuera de la Reserva, las plántulas tienen un costo de 250 pesos la unidad. 

CENTRO DE ACOPIO

Para mantener el control de los envases certificados y debido a las limitantes de algunos productores en lectoescritura, el Grupo Jaragua también se propone como punto de acopio. 

“A los envases se les puede poner un stiker que diga producido en la finca de… y así se le da una trazabilidad al producto”. Yolanda apunta que este programa lo quieren llevar de cerca porque “es un proyecto como muy nuestro”. 

“No estamos pensando en denominación de origen oficial, pero es algo informal que esto se conozca como un beneficio de la biodiversidad que ya tiene un valor comercial”. 

Con las ganancias, el grupo recuperará costos, seguirá apoyando los viveros y reproduciendo la canelilla para continuar con el programa de conservación. 

“Porque un programa de certificación requiere visitas periódicas a las fincas visitas y diálogos con los compradores. Aunque algunos supermercados nos han dicho que están interesados, hay un mercado muy grande que es también informal, queremos lanzar una línea de sacos con un sello especial”. 

Las fincas que producen la planta sosteniblemente podrán beneficiarse del sello. 

“Pero ahora mismo queremos arrancar en la parte local. Son condiciones, algunas difíciles. Sobre la tenencia de tierra pedimos pruebas porque hay que garantizar el compromiso con las plantas por lo menos durante 20 años”.

DE INTERÉS

Sobre el tráfico ilegal. El Parque Nacional Jaragua, al sur de Pedernales, es de difícil acceso y la falta de personal dificulta localizar las prácticas ilegales. No hay caminos y los sacos de canelilla no los ponen juntos; los saqueadores los riegan y ponen marcas para localizarlos y sacar cargados en mulos. En general, el Grupo Jaragua considera que para mejorar la situación hace falta mejorar la vigilancia y esa vigilancia se mejora con más efectivos, más guardaparques en condiciones, más vehículos para transporte (aunque sean motores) y más asignación para combustible.

¿Cuánto espacio? A nivel de patio, cosechar canelilla puede ser vista desde la óptica de la seguridad alimentaria, dice Yolanda. 

“No tiene que verse como una superproducción para supermercados, sino que cualquiera puede tenerla como un medio de apoyo, ya sea con una o unas cuantas matitas, según el patio que tengas”. 

Investigación y proyecto de conservación. El proyecto de sostenibilidad que realiza el Grupo JAragua está amparado en base a un estudio científico, un estudio que realizan desde hace año y medio financiado por la Fundacion Franklinia, institución con sede en Suiza que financia proyectos de apoyo a árboles amenazados. En este estudio participa la bióloga botánica dominicana Jackeline Salazar.

En el trabajo de propagación y recolección de semillas, León y Arias destacan el liderazgo local, los grupos locales de apoyo y la colaboración del biólogo Ernst Rupp, afincado en Oviedo. 

“Desde hace tiempo, hace ya unos 10 años, sabemos cómo propagar las semillas”. Del secado. Después de podada la planta, las hojas se pueden secar al sol o a la sombra. Al sol de Pedernales se tuestan en dos o tres días, sonríe Yolanda. 

Al sol se tuestan más y pierden más agua; a la sombra (entre siete y 10 días), retienen más los aceites. 

“La que se ofrece en el mercado es tostada al sol. Estamos contemplando las dos variaciones y colocar la referencia en el empaque. Pero ahora, el stock grande de hojas que tenemos es secada al sol”, informa Yolanda.

Campañas educativas. El Grupo Jaragua prepara materiales promocionales educativos para incentivar la conservación de la canelilla de Jaragua y otros árboles amenazados de la zona, como el roblillo de Ekman (Ekmanianthe longiflora) y el cacheo de Oviedo (Pseudophoenix ekmanii). ¿Le interesa el tema? El grupo puso a disposición del público la página www.grupojaragua.org.do/canelilla/ para informar sobre la problemática y la importancia de la especie. Desde aquí también se puede acceder al formulario de expresión de interés.

Presidenta del Grupo Jaragua, Yolanda León es profesora e investigadora del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec). Posee un doctorado en Biología Marina por la Universidad de Rhode Island. Cirilo Olivares.