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REALIDAD Y FANTASÍA

Isabel, la última gran reina

Con el fallecimiento de Isabel II, el mundo se despide de la última gran reina. GETTY

Con el fallecimiento de Isabel II, el mundo se despide de la última gran reina. GETTY

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María Cristina de CaríasSanto Domingo, RD

Corren ríos de tinta celebrando a la reina Isabel II, contando sobre su vida y sus logros, la pena embarga a su pueblo y medio mundo lamenta su fallecimiento.

Aunque ostentaba un nombre célebre por excelencia, no fue la Isabel más importante ni más célebre de la historia.

Isabel de Castilla es, por mucho, más famosa e importante; en su reinado se descubrió y empezó la conquista de América, además de echar de España a los moros y unificar el reino.

Por otro lado, la inglesa Isabel I hizo de su país una potencia y la reina de los mares.

Otra gran reina que no llevaba el glorioso nombre de Isabel fue Victoria, reina de Inglaterra durante el siglo XIX, que hizo del Reino Unido la primera potencia mundial. El imperio británico tuvo la primacía durante su reinado y, además, Victoria emparentó mediante matrimonios con los principales reinos europeos.

Sin embargo, Isabel II pasará a la historia como la reina que más duró en el trono, además de llevar a su país, con altas y bajas, a ocupar un puesto relevante en Europa y el mundo.

Fuera de esto, se convirtió en un símbolo y el mundo entero aprendió a admirarla y a respetarla, aunque no estuviesen de acuerdo con la institución de la monarquía.

La vida de esta admirable mujer no fue fácil. A pesar de haber nacido en cuna dorada, su ascenso al trono fue obra del destino, su padre no era el heredero y solo obtuvo la corona porque el hermano de este, el rey, renunció al título por amor.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Isabel II cumplió con su deber, alistándose en el ejército como subteniente en el servicio territorial. Fue así que se desempeñó como chofer y mecánica, cumpliendo a cabalidad las misiones que se le encomendaron. Su habilidad como chofer le permitió conducir su jeep por todas las veredas de sus enormes propiedades.

Durante su largo reinado, Isabel recorrió todos los territorios del imperio británico. Aunque no ostentaba el poder real, en manos del Parlamento y el Primer Ministro, su influencia y prestancia hicieron de su país un ente decisivo en los acontecimientos mundiales.

Casada con un príncipe de ascendencia alemana, formó una familia que, a lo largo de los años, le dio muchos dolores de cabeza. Tuvo que resolver muchos conflictos familiares, incluyendo el divorcio de su hijo mayor y heredero del trono y el escándalo de su infidelidad con Camila, su amante de muchos años. Luego, el terrible accidente sufrido por la princesa Diana, divorciada del heredero. Con el tiempo, Carlos se casó con Camila y la reina aceptó la situación. El segundo hijo, Andrés, se vio involucrado en el escándalo de Jeffrey Epstein, escabroso por demás, que involucraba a menores de edad. Para no hablar de los líos que protagonizó la hermana, la revoltosa Margarita.

Tuvo, además, que aprobar la boda de su nieto Harry con una norteamericana divorciada y mulata, aparte de sobrellevar la renuncia y el abandono de sus deberes de la pareja rebelde.

Sin embargo, nunca disminuyeron su dignidad y su altura, parecía que esta reina de leyenda estaba por encima del bien y del mal.

Hoy el mundo llora su partida, el final de la última gran reina, y su ausencia se hará sentir por largo tiempo.

María Cristina de Carías

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