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Gran Vía: sobre varios techos se alzan esculturas

El Ave Fénix en el número 32 de la Gran Vía. © Alexis Ramos B.

Carmenchu BrusíloffMadrid, España

A pie de calle, salvo que uno tenga conocimiento y las busque, el peatón por la Gran Vía no se percata de que hay impactantes esculturas sobre varios de sus techos. Yo, que tanto he caminado por la más conocida calle de la capital de España, fue apenas en mi último viaje cuando les presté atención. Anoté las direcciones de una revista en la oficina de Turismo de Madrid.

Con las esculturas de objetivo, Alexis y yo llegamos hasta el número 18, un edificio con fachada afrancesada que aloja un mega-espacio comercial inaugurado en marzo: ‘Wow’. ‘¿Y qué es esto?’, pregunto a mi hijo cuando noto que en el primer nivel hay gigantescas figuras de mujer desnuda. Aunque lo que buscamos es la escultura de la loba sobre el torreón en el techo, la curiosidad nos lleva a entrar a esta tienda, que vende artículos de alta tecnología, pero también ropa, etcétera. Ya en la acera, Alexis sigue hasta la calle Montera. Desde la esquina fotografía la loba capitolina amamantando a Rómulo y Remo, réplica de la original. Este edificio de 1915 fue el primero de la Gran Vía.

Miro hacia el cielo en busca de esculturas, pero para ver el Titán vamos hacia la terraza del Picalagartos Sky Bar & Restaurant del hotel NH Collection Gran Vía, en el noveno piso del número 21, un edificio de estilo neobarroco inaugurado en 1918. Mas está cerrada ‘porque están plantando plantas’. Nos quedamos almorzando en el octavo piso. Pido Picantón a la brasa (picantón deshuesado a la brasa, con salsa de mostaza y miel y patatas risoladas al romero, 22 €). Al pollo le falta sazón, pero las patatas están buenas.

A la distancia distinguimos dos esculturas frente a frente, con la calle de por medio: la diosa de la caza, Diana, acompañada de sus cinco perros (estos últimos no puedo detectarlos) y, al otro lado, el Ave Fénix. Diana, en el número 31, un edificio art decó, está hecha en resina de vinilester y recubierta de polvo de bronce. Su altura es de cinco metros. El Ave Fénix, en el número 32, está sobre una cúpula negra en el edificio que aloja la tienda Primark. (Mi hijo, Alexis Ramos Brusíloff, tomó las fotos para este artículo en Listín Diario).

En el número 60 de la Gran Vía está la escultura en bronce El Romano. Es la figura de un hombre desnudo, pero cubierto con una capa blanca, que sobre su cabeza sostiene un templo. Mide más de siete metros y medio de alto. En el número 68 hay otra Ave Fénix, que puede verse mejor desde la plaza del Callao.

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