FOLCLOREANDO

Entre insectos, aves y felinos

Xiomarita Pérez

Xiomarita Pérez

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Xiomarita PérezSanto Domingo, RD

Lo primero que tuve en mi hogar fue un enjambre de abejas, más de veinte panales cuya miel emanaba de forma natural, lo que hizo que el piso se convirtiera por un par de horas en una melcocha, que acepté ya que fue el último día de ese proceso, porque a la reina se la llevaron para el bosque o “la cañá” de mi entorno. Luego, en el ventanal del fregadero se posaba una tórtola que estaba anidando, la que me deleitaba porque le tomaba fotos y ni se daba cuenta por el cristal ahumado que nos separaba.

La gata parida

Estuve recientemente por tres meses en Estados Unidos y antes de irme me visitaba una gatica que desde la quinta planta bajaba por un pasadizo que no sé si la construcción con un hueco fue para que entrara el aire o que hizo falta más madera, lo que sí le puedo decir es que el lunes, luego de mi regreso, encuentro la gata parida debajo de los primeros escalones de madera para subir a la quinta. En realidad, los dos gaticos tienen como dos meses y nunca nos dimos cuenta, porque su madre se embalaba cuando nos veía y parece que su madre le ‘secretió’ que no hicieran alborotos. En el rincón donde estaban no se nota nada y cuando llamamos a un ‘delivery’ para que sacara los gaticos su madre lo cambió de lugar escondiéndolos debajo del mueble que pesa muchísimo y con un palo lo fuimos sacando suavemente, pero estaban muy ariscos. Clamando por sus hijos

La madre anduvo vuelta loca buscándolo. El orificio lo tapé y el ‘delivery’ se llevó los gaticos para regalarlos. Mis hijas me hicieron sentir culpable por haber tomado esa decisión y llamé al ‘delivery’ para que me los trajera, ya que la madre estaba clamando por sus hijos en la azotea. Ya se subsanó esta situación y les dejo esta foto hermosa, a sabiendas de que su madre se sintió dolida, porque momentáneamente la separé de su prole.

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