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PREDICCIONES

El futuro en nuestras manos

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Ana Mirtha VargasSanto Domingo, RD

El ser humano siempre ha querido visualizar el futuro y anticiparse a los acontecimientos, parte de nuestra naturaleza humana o quizás, conductas aprendidas de generación en generación. Algunas religiones también reconocen su uso, quiérase o no, la cristiana, por ejemplo, fundamenta el nacimiento del Cristo en la predicción de los Magos quienes anunciaron que nacería el niño Dios en Belén, el resto de la historia la conocemos o podemos estudiarla, ahí comienza el fundamento de nuestra fe. Siempre he escuchado que todo está escrito, pero no todo lo que está escrito tiene que pasar. Muchas personas recurren a distintos medios de previsión de futuro, Indudablemente, las experiencias y oráculos que han trascendido los tiempos, misterios por resolver, dones o habilidades intuitivas o psíquicas que aún en este siglo siguen siendo cuestionables a una explicación académica científica dan vigencia a este tema.

En efecto, debemos admitir que todos pronosticamos, no sólo los visionarios reconocidos, también los financistas hacen conjeturas del futuro económico, los médicos, anticipan el comportamiento de las enfermedades y el destino del enfermo, suena el teléfono y en ocasiones sabemos quién es, y podemos sentir hasta la intención de la llamada. Presentimos del futuro, intuimos que pasará, sólo que con frecuencia nos obnubila la razón y nos equivocamos cuando estamos muy cerca de la situación o estamos demasiado envueltos, eso provoca la carencia de la objetividad que requerimos y precisamos recurrir a alguien desapegado y libre de prejuicios.

¿Escritas en libros, las profecías pueden cambiar? Felizmente, todo lo que se predice puede cambiar, ya basta de ser manipulados, nada está gravado de forma indeleble. Antiguos gobernantes y reyes hurgaban en el futuro para utilizar su poder personal y dominar. Buscaban el momento pertinente e idóneo a sus fines. Cuando somos conscientes de hacia dónde se inclinan las circunstancias, podemos maniobrar y modificar “eso que está escrito” para ello muchos usan, entre otras cosas, rezos, oraciones, la voluntad férrea para manifestar lo querido, el poder de la visualización, o la fuerza mental.

Los augurios catastróficos de los finales permean los medios en que estamos expuestos producto de la ola de violencia actual y de los propios pensamientos distorsionados de muchas personas en la sociedad, las ineficaces luchas de poder, los egos de subyugar unos a otros, las grandes ambiciones de exhibir propiedades, la vanidad, el hedonismo, sumado a una educación débil que ayude a las personas a manejar las crisis personales eficientemente, hace que las personas no sepan cómo afrontar sus frustraciones, sus ansiedades. Reina la pobreza espiritual, la inequidad y resentimiento social.

Podemos construir un mundo amigable, nuestro día a día puede cambiar del futuro como sociedad, asumiendo la responsabilidad como cocreador de nuestro futuro inmediato y nuestro destino. Los últimos tiempos nos han concientizado de que no somos fenómenos aislados, la educación y la acción de cada uno de nosotros ayudan o perjudican al resto y a nosotros mismos. Debemos asumir nuestros compromisos individuales y sociales para trascender esas profecías poco halagüeñas y crear un mundo dignamente habitable.

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