Leoncio Peralta, un periodista valioso
Su cortesía, humildad y respeto hacia los demás, son algunas de las tantas cualidades que le caracterizan y lo catalogan como un hombre de principios, esto en conjunto con el arte que transmite a través de sus escritos.
Destacado por ser un periodista influyente de la región Norte, Peralta decide hablar un poco sobre su trayectoria profesional a lo largo del tiempo, sus experiencias en el Listín Diario, así como de su vida personal y otros detalles importantes.
¿De dónde es Leoncio Peralta?
Nací en un campo del municipio de Altamira, Puerto Plata. Allí me crie hasta los 20 años. Luego, a finales del 1975 emigré hacia Santiago de los Caballeros, donde hice mi bachillerato. En la década de los 80 fui a Santo Domingo para estudiar Comunicación Social, hice unos pocos semestres pero por razones económicas no pude seguir la carrera. A pesar de que no soy titulado, fue unos años después que pude incursionar como un periodista empírico.
¿Qué le gustaría contar de los primeros años de su juventud?
Me caracterizaba por ser diferente. Era de los pocos jóvenes de mi comunidad que tenía ideas que descendían de los demás. Yo no simpatizaba por el gobierno de Joaquín Balaguer y por eso muchos me veían como anarquista, rebelde y comunista. Tengo esos recuerdos de cómo tuve que luchar contra el viento y la corriente por ser alguien que no iba con el sentido común de la mayoría.
Hablemos de su paso por Radio Santa María...
Estoy sumamente agradecido con las Escuelas Radiofónicas Santa María (ERSM), gracias a ellas pude cursar del quinto al octavo curso, ya que en mi campo no se ofrecían esos estudios. De no haber existido las escuelas radiofónicas hubiese sido agricultor o quizás chofer. Eso no es malo, pero como siempre quise ser algo más, por eso me sacrifiqué y estudié .
¿Cómo usted definiría su escala de valores?
Es difícil auto evaluarse. La verdad es que pretendo ser siempre una persona de principios y valores. Para mí lo más importante es tener honestidad, lealtad, humanización y bien común. Siempre he tratado de actuar por el lado correcto, amo el estudio, el trabajo, la solidaridad y trato de ser un ente positivo hacia los demás, pero no sé hasta qué nivel lo haya podido lograr.
Si hablamos de la familia. ¿Qué significa para usted esta institución?
Significa mucho porque es un núcleo básico en la sociedad. La familia es una base fundamental para la formación humana, ética y moral; donde el individuo adquiere las herramientas necesarias para toda su vida.
¿Cómo nació ese amor por el periodismo?
En mi casa se escuchaba mucho la noticia y se seguían muy de cerca los acontecimientos políticos y sociales. Mientras otros escuchaban merengue o la novela, yo colocaba a Ramón de Luna, un noticiero mundial o Radio Mil Informando. A través de las características de Ramón Antonio Veras (Negro), Salvador Jorge Blanco y Orlando Martínez nació mi simpatía y admiración hacia la comunicación y el derecho.
De igual forma, este amor surgió en la década de los 60 cuando los medios de comunicación tuvieron un poco más crecimiento. El periodista en aquella época era considerado como un candidato a mártir y eso impactó en mí. Quería ser esa persona que fuera la voz de defensa de los menos agraciados y que denunciara las injusticias, para así usar esta profesión para servir a los demás.
¿Se imaginó que alguna vez sería tan reconocido por su trabajo?
Empecé en un momento donde los medios eran muy limitados, no como ahora. Antes no había una planta de televisión y existían unos pocos periódicos. En la radio era que había una mayor posibilidad, sin embargo, el mercado laboral era muy escaso. Agradezco las manos amigas de personas como José Cabral, Randy Ortiz y Danilo Basilio, quienes me abrieron las puertas cuando hacía mis primeros “pininos”.
Oficialmente inicié mi labor periodística un 16 de enero de 1987. Al principio fui corresponsal para una radio en Santo Domingo, luego en el periódico Última Hora, dirigí también un noticiario de radio, hasta que en el 1996 dirigí la redacción de Listín Diario en Santiago.
La verdad es que trabajar en un medio importante hace que se reconozca a un periodista, aunque no lo busque. Pese a ello, entiendo que es más importante la manera en cómo se ejerce el periodismo y cómo uno se comporta. Hoy, 35 años más tarde, espero estar en la lista de los “bien valorados”.
¿Cuáles son las historias más difíciles que usted ha tenido que escribir?
Algo complicado que no me gustó cubrir fue la vez cuando le pusieron el nombre del expresidente Joaquín Balaguer a una autopista, yo no simpatizaba por él y fue incómodo, por eso decidí que firmara otro compañero. También fue difícil cuando tuve que redactar sobre un concierto de música urbana que se hizo en el Monumento de Santiago, así como otras actividades que estaban fuera de “mi campo”.
No obstante, esos trabajos eran la minoría, la mayoría me gustó. Uno que me marcó positivamente fue cuando una doctora mató un asaltante por defensa propia en San Francisco de Macorís, ese enfoque que le di a esa historia me encantó, la sociedad la reconoció a ella y no le dieron cárcel.
Hablando ya de lo positivo. A lo largo de su trayectoria. ¿Cuáles premios usted ha recibido?
Ha sido galardonado como el primer lugar en el XV Concurso Literario “René del Risco Fernández Almonte”, organizado por el Colegio Dominicano de Periodistas, filial Santiago y el Ministerio de Cultura. Además del premio “Don Enrique Franco” del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, filial Santiago, por mi trayectoria laboral, el del Ateneo Amantes de la Luz, me reconocieron como “Hijo adoptivo de Santiago” en el año 2001 por parte del Ayuntamiento de esta ciudad, entre otros.
¿Cuáles anécdotas recuerda de su vida dentro y fuera del Listín que más le hayan impactado?
Una vez en San Francisco de Macorís había una situación de mucho peligro, en conjunto con el compañero Freddy Caputo, estábamos en medio de bombas y balas.
Otra anécdota que nunca he olvidado es cuando una institución me visitó de cortesía a mi hogar y me ofreció un sobre lleno de “papeletas”. Recuerdo que me sentí muy ofendido y se lo tiré en los pies. La verdad es que muchos empresarios creen que es un halago, yo personalmente tengo la norma de “no aceptar regalos en efectivo”. Ese día fue muy incómodo, fueron a mi casa a hacer cosas que va contra mis principios, pero al final me pidieron disculpas y me felicitaron por ser “diferente”.
¿Qué significó o significa el Listín para usted dentro de su carrera profesional?
Significa mucho porque de ahí fue que hice mi vida profesional, pese a que aún no la he terminado. En lo fundamental, he agotado la mayor parte. Duré 35 años en ese grupo editorial y ahí llegua lo más alto de mi carrera.
El Listín lo tengo en mi mente con respeto, cariño y agradecimiento. Allí crecí como persona, aprendí e hice relaciones. Salí por la puerta ancha y los veo como una segunda familia. Gracias a todos, cuando me despedí me sentí muy conmovido con los mensajes de mis amigos Miguel Franjul, Luis Beiro, Fabio Cabral, Tomás Aquino y todos los demás; y se los dije me voy “parcialmente” de este medio porque aún me siento muy vinculado con ustedes.
Valore a los PPA que han pasado por Santiago, si puede mencionar algunas que recuerde y se hayan destacado, a su entender.
Han pasado muchísimas en estos años. Con algunas establecí mejores relaciones, pero recuerdo siempre a Isleny García, Jesenia De Moya, Marlenys Collado, Ámbar Méndez, Inmaculada Aracena y Amalfi Eguren... Son muchas más pero ellas se destacaron por su inteligencia y disciplina. A todas las recuerdo con mucho respeto.
¿Contempla usted algún nuevo proyecto en su quehacer de la Comunicación Social?
Por el momento quiero fortalecer mi programa de televisión en el canal 55. De todas maneras, no descarto incursionar en otra área y elaborar otro proyecto.
Para usted, ¿Qué debe tener un buen periodista?
Sensibilidad, bienestar colectivo y deseo de cambiar para mejorar la sociedad. Alguien que no se canse de prepararse y de investigar, una persona que ejerza con criterio y mérito esta profesión. No piensen en el dinero sino en hacer un buen trabajo, nunca pongan sus valores en juego.
Ya para finalizar. ¿Cómo quiere usted que lo recuerden? ¿Cuál es su legado?
Me gustaría que me recordaran como un ser humano y un periodista que trató de hacer las cosas bien y que hizo un esfuerzo por contribuir con la sociedad, por ser un buen amigo, compañero y que nunca me relacionen con lo negativo, sino como alguien que se preocupó para que la sociedad fueracada día más justa y humana.