La Vida

SENDEROS

La oración lo cambia todo, y con certeza la fe corrobora

Que tu forma de orar sea una constante obra de amor y de servicios al prójimo. Pixabay

Lesbia Gómez SueroSanto Domingo

Tener una gratitud constante, con una actitud positiva, hace siempre elevar plegarias a Dios, que en una sincera plática se hace una oración desde lo más íntimo del alma, que se asocia con la misma naturaleza de donde salió.

Fue por ello por lo que el Maestro Jesús nos exhorta: “Orad sin cesar, en todo momento y lugar”.

La oración para realizarse no ha de tener un lugar, basta que tu mente esté anclada con un pensamiento de alabanza y gratitud, que sea eslabón de una cadena, pidiendo por una misma causa, en favor de algo personal o colectivo.

La oración es comunión que se liba en la fuente de la fe y el amor como servicio impersonal, y súplica a Dios Padre, y sus intercesores.

Que tu forma de orar sea una constante obra de amor y de servicios al prójimo. Y lo refrendes siempre con un te amo Dios, en un amén a su Santa Voluntad, en una obediencia a sus postulados de amar que nos dice: “Ama a todos, sirve a todos”. Perdonad al enemigo, sean benignos, humildes. Y la Gloria de Dios que es plenitud sin bordes, les abarcará en una protección, que mismos, generaron con pensamientos, sentimientos y obras alineados.

Así, nos sigue diciendo Jesús: “Ámense, como Yo los amo”. Sean benditos por mi Padre Dios, que es Amor desbordado en cada corazón de su criatura creada.

¡Orad sin cesar, es la forma más directa de comunicarse con el Padre, que con amor escucha toda súplica devocional y sincera de sus hijos!