Biblioteca bosque, el nuevo atractivo de China
La biblioteca del subcentro de Pekín (China) alojará en su interior un enorme espacio abierto con ambientes escalonados enmarcado por una fachada de vidrio de gran altura. Sostendrán el techo decenas de columnas que simulan a hojas gigantescas del árbol gingko, emulando en conjunto un bosque surrealista.
La nueva biblioteca del subcentro de Pekín (Beijing) en China, que se completará a finales de 2022, será claramente diferente de las bibliotecas convencionales, y una referencia para el diseño y las tecnologías constructivas de los futuros edificios de este tipo, según la firma de arquitectura Snøhetta.
La biblioteca constará de una estructura acristalada, cuyo interior aloja un gran espacio abierto con ambientes escalonados, y una serie de columnas que sostienen el techo y tienen una coronación con forma de abanico, como las hojas del ginkgo, una especie de árbol de cientos de millones de años de antigüedad.
Las columnas lineales y blancas, con forma de hoja pero del tamaño de árboles altos, se despliegan en su parte superior en capas de formas abstractas, asemejándose en conjunto a un dosel forestal: el estrato superior del bosque donde se entrecruzan las ramas de las copas de los árboles creando una cubierta continua.
La han proyectado como “una biblioteca para el futuro” destinada a establecer nuevos estándares para conseguir que sean más sostenibles las venideras edificaciones destinadas a guardar, conservar y catalogar libros y documentos, y permitir que el público los consulte y lea de modo ordenado. Su diseño exterior e interiores tendrán reminiscencias forestales.
La biblioteca del subcentro de Beijing aspira a establecer un nuevo punto de referencia para el futuro diseño de bibliotecas en aspectos como la tecnología de construcción, el cerramiento y la sostenibilidad social y ambiental, según sus diseñadores, el estudio de arquitectura noruego Snøhetta, con sede en Oslo.
El cerramiento acristalado, que envuelve la biblioteca, alcanza los 16 metros de altura y se denomina técnicamente ‘fachada de vidrio autoportante’, siendo la primera estructura de estas características en China, según Snøhetta, que ha desarrollado el diseño arquitectónico, paisajístico e interior del edificio.
Debido a esta fachada altamente transparente, “la biblioteca se revela a sí misma y a sus actividades internas a los transeúntes, invitándolos a entrar”, añaden.
Este nuevo espacio público contemporáneo y a la vez atemporal fue diseñado y creado para aprender e intercambiar conocimientos y para los debates abiertos, así como para celebrar el patrimonio y la rica historia cultural de ciencia, arte y actuación de Pekín, explica Snøhetta (https://snohetta.com).
Al acceder a la nueva biblioteca, los visitantes sentirán que llegan y entran a un bosque estilizado y construido con materiales modernos, situado a su vez medio de una zona boscosa natural.
Una vez dentro, podrán leer sus libros favoritos, teniendo la sensación de está debajo de un follaje boscoso, al ocupar los asientos en las mesas de lectura o sentarse en las escaleras talladas en elevaciones similares a colinas, que jalonan el espacio común central de la edificación.
El gran espacio abierto de la biblioteca está diseñado para unir a las personas, tanto en el espacio como intelectualmente, creando un paisaje para acceder al conocimiento y una experiencia claramente diferentes a los que ofrecen las bibliotecas convencionales, explican sus diseñadores.
Esta apertura permite a las personas reunirse, interactuar e intercambiar conocimientos en un área similar al gran anfiteatro, y también en otros espacios abiertos similares distribuidos en diferentes lugares a lo largo de todo el edificio,
Allí “los visitantes pueden encontrar su lugar privado manteniéndose conectados con la gran área común”, según Snøhetta.
En el interior del edificio, un ‘valle central’ forma la columna vertebral de la biblioteca, sirviendo como principal espacio de circulación desde el lado norte hasta el lado sur, y conectando a las personas con todos los espacios relevantes situados por encima y por debajo del área de lectura.
Un bosque de conocimientos
Una de las fuentes de inspiración de este proyecto es el ginkgo, una de las especies de árbol más antigua que se conoce y de la que sobrevive el ginkgo biloba, que se utiliza con fines medicinales. Sus hojas tienen una forma característica, con un largo peciolo y una lámina con forma de abanico y lobulada.
Cada columna, de color blanco y más de quince metros de altura, tiene la apariencia de una gigantesca hoja de gingko con un diseño estilizado. Las láminas superiores de las columnas forman en conjunto una cubierta o ‘falso techo’, que se asemeja al dosel o estrato superior de un bosque.
Esta cubierta, abarca el interior de la biblioteca (cubriendo las estanterías con libros, la sala de lectura y otros sectores) y parte de su contorno, al proyectarse hacia fuera como un saliente en los cuatro costados del gran edificio rectangular.
El diseño y los colores de las columnas interiores y exteriores difieren ligeramente, pero todas emulan en conjunto un alegórico bosque arquitectónico compuesto por decenas de gigantescas hojas de gingko, cada una de ellas con el tamaño de un árbol.
Extendiéndose desde el área de lectura esculpida, las columnas se elevan para sostener el techo, siendo también componentes de un sistema de tecnologías que intervienen en la iluminación, el confort acústico y la eliminación del agua de lluvia.
Debajo del dosel del techo y sobre el paisaje interior esculpido, las áreas escalonadas que configuran un entorno informal con reminiscencias de árboles.
Este ambiente invita a las personas a sentarse y tomar un descanso en cualquier momento de su viaje por el edificio, que no cuenta con secciones designadas para fines específicos o para determinadas categorías de conocimiento, según Snøhetta.
El techo lleva paneles fotovoltaicos integrados, que aprovechan su amplia exposición a luz del sol para producir energía, y tiene un voladizo para reducir el aumento de la temperatura interior debida a la irradiación solar, a lo cual también contribuyen las fachadas, que funcionan como aislantes térmicos y parasoles.