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Sorayda Peguero Isaac presenta “Por aquí pasó una luciérnaga” en la Feria del Libro

La escritora dominicana y excolaboradora de Listín Diario Sorayda Peguero Isaac presentó en el Pabellón de la Unión Europea de la Feria Internacional del Libro en Santo Domingo 2022 su libro Por aquí pasó una luciérnaga, publicado por editorial española Tusquets, en su colección Andanzas.

En la actividad realizada en la noche del pasado 26 abril, mediante un panel interactivo, la escritora narró cómo se interesó por el mundo de la escritura, además de hablar de su obra, la cual era la protagonista de la noche.

Por aquí pasó una luciérnaga, un libro de 248 páginas que recopila 73 crónicas breves, fue descrito por el periodista Vianco Martínez, conductor del conversatorio junto con Miguel Ángel Aza, como “una declaración de amor a la vida” y una obra que tiene alas, que sabe volar y ha llegado muy lejos.

En la colección de textos de la también columnista del diario El Espectador, de Bogotá, se puede leer temas que abarcan historias sobre escritores, músicos y artistas de otras índoles.

Durante el diálogo, a la autora se le preguntó sobre el origen de sus historias, el proceso de su escritura y su inicio en el mundo literario.

Este es un extracto de la conversación que la escritora sostuvo con Martínez y Aza:

¿Qué haces para que un personaje te cautive?

A mí me gusta lo pequeño y es muy difícil cuando uno va a escribir sobre un acontecimiento histórico o sobre un personaje querer abordarlo todo. Por eso me fijo mucho en los detalles y casi siempre que elijo escribir sobre un personaje o un hecho en concreto, busco una parte que es el disparador, que es lo que me hace tirar de ese hilo para escribir alrededor de esa pequeña pincelada.

¿Por qué crónicas breves y en qué se basan?

Primero por exigencia del espacio, ya que fueron textos publicados a lo largo de cinco años en una columna periodística que tiene un espacio límite y en la cual no puedo excederme de las 600 palabras. Y eso te obliga a hacerlo breve. El proceso de creación está basado en las noticias que salen en el periódico y a partir de ahí escribo mis relatos.

Cuéntanos la historia de tus historias.

Algunas de estas historias son cien por ciento reales y hay otras que son ficción.

Lo que hago es tomar varios elementos de una o varias historias reales y construir una nueva.

Por ejemplo, Elliont, uno de los personajes de mi libro viene por un ciudadano haitiano que conocí cuando era pequeña y con el cual estaba obsesionada por conocer.

El encuentro se dio mientras jugaba con mis compañeros de la escuela y este me preguntó sobre el mismo con cierta nostalgia.

¿Piensa escribir historias largas?

Cuando uno se sumerge en la escritura de una novela o un cuento, uno se convierte en eso y a mí me cuesta un poco hacerlo. Admiro profundamente a quienes lo hacen, pero yo siento que aún no estoy preparada.

Ahora mismo estoy enfocada en acompañar a personas a escribir en la Universidad ICESI en Cali, no digo que los enseño porque creo que ellos me enseñan más, sin embargo, debo decir que ha sido una experiencia cautivadora.

De manera de inmediata no lo pienso, pero dejo esa ventana de posibilidades abiertas.

Háblanos de la musicalidad que hay en tus textos…

Aquí tiene que ver mucho la música que escuchaba cuando era niña, no era la música que elegía pero sí la que colocaban en mi casa y la que me sigue gustando, aparte de otros géneros, el son cubano y la salsa tiene mucha presencia. Me gustan mucho las letras de este tipo de música que hacen poesía con lo popular, con el entorno y la gente que a mí me suena familiar.

Que haya musicalidad no es intencionado, pero puede que venga de ahí.

¿Cómo empezaste a escribir?

Mi etapa en la escritura tiene varias fases y, a estas alturas del partido, tengo que darle la razón al escritor Gabriel García Márquez, que decía: “La única pasión que puede competir con el amor es la vocación”. Cuando uno tiene una vocación marcada, por mucho que tú quieras y te desvíes, es un llamado imposible de evitar.

Por eso digo que escribir es una forma de estar en el mundo y yo me remonto a cuando tenía ocho años de edad.

Acudía a la dirección con mi madre, quien era maestra en la escuela donde estudié, y un día de paso por la dirección me detuve en la estantería de libros y la secretaria Lucy notó el interés que tenía por un cuento de La Cenicienta y me lo prestó con la condición de devolverlo en el mismo estado que me lo entregó.

Luego, un 26 de abril, Día de la Secretaría, quise expresarle a Lucy mi gratitud por ese gesto que tuvo conmigo. Por lo que escribí un cuento, que era más o menos un plagio de La Cenicienta, y en el cual ella era la protagonista, lo hice en unas hojas de cuaderno con algunos dibujitos.

Después, en los dos últimos años del bachillerato, mi profesor de literatura, a quien le dedico uno de los textos de mi libro, maestro Salvador Heredia, hizo un proyecto en el que cada viernes se le dedicaba una hora a la libre expresión , y consistía en que cada estudiante escribía un texto de cualquier género.

Ahí me di cuenta de que a eso vine a este colegio, el cual se especializaba en Ciencias Físicas y Matemáticas y eso a mí no me gustaba.

Ya luego en España, en un momento de una crisis terrible, y durante un tiempo que no estaba trabajando, una conocida de mi esposo que acaba de publicar una novela leyó algo que escribí y me sugirió asistir a la escuela de escritura, donde pude definir sobre lo que ahora escribo.