Diseñadores resaltan virtudes de Arcadio Díaz
Isabel Reynoso, presidenta del Inmoda; Gianniza Azar, Leonel Lirio y Marisol Henríquez expresan su sentir y agradecimiento al ‘Artesano de las chacabanas’.
Él no solo era el ‘rey o el artesano de las guayaberas’. Arcadio Díaz era un ser humano que creía en los valores y principios de la persona, y sobre todo, en que en cualquier área que te desenvuelvas, debes tener claro que “los buenos relevos, los forman buenos veteranos”. De ahí que, el apoyo al talento joven en el mundo de la moda, es uno de los detalles más destacados a la hora de hablar sobre el diseñador que falleció ayer al llegar al país.
Para Isabel Reyno, presidenta del Instituto de la Moda de República Dominicana (Inmoda), la ida a destiempo de Arcadio Díaz deja mucho dolor, pero también mucha enseñanza de lo importante que es vivir de forma sencilla, simple, como él lo hizo.
“La industria de la moda pierde a uno de sus pilares más importantes, no tanto por lo mucho que se destacó aquí y fuera del país, sino por sus condiciones humanas, su humildad y su entrega al trabajo y a las acciones más hermosas como lo es ayudar al prójimo. Hoy todos lloramos su partida, pero agradecemos su legado, su don de gente, sus enseñanzas y todo lo que tenía para dar”, destaca Reynoso.
La diseñadora resalta que siempre se dio a los demás y que los nuevos talentos encontraban en él un gran apoyo porque nunca se sintió superior al que menos sabía, sino que compartías sus conocimientos e iba aportando para preparar a los nuevos representantes de la moda. “De verdad que es un duelo muy fuerte el que todos vivimos”.
“Es imposible hablar de Arcadio sin decir que era uno de los diseñadores que más respaldo le daba a los nuevos exponentes de la moda. Era un hombre humilde, sencillo y que nunca tuvo ínfulas de grandeza porque su grandeza estaba en el don del servicio y en la calidad y talento que siempre demostró sobre las pasarelas”. Esa es la opinión de Giannina Azar, mejor conocida como ‘la maestra’ de la moda.
Para ella es poco decir que Arcadio dejó un gran vacío. Desde su perspectiva no hay cómo definir este momento de tristeza, este luto que hoy toca a la moda dominicana y del mundo, pues con sus chacabanas llegó a distintos rincones imponiendo siempre un sello de prestigio y una marca país.
Para Marisol Henríquez, la partida de Arcadio no es un duelo para la moda en la que tanto se distinguió, es para todos los sectores de la vida nacional, “porque él representó con altura a nuestra amada República Dominicana, colocándonos a todos en un lugar muy especial. Y a mí en lo personal me llena de tristeza porque era mi amigo, mi colega, mi pareja de baile… Era demasiado y eso aumenta esta pena que tengo”. Lo expresa con mucho sentimiento y deja claro que nunca será olvidado ni por los diseñadores ni por los dominicanos, pues ha dejado un legado que vivirá por siempre.
Leonel Lirio lo conocía “al dedillo”
“La moda nacional pierde a uno de sus grandes, un artífice del corte y el estilo en la sastrería masculina y femenina. Conocedor exacto de la anatomía humana y con gusto exquisito para los acabados y la selección de sus texturas. Lo conocí en el año 2002, cuando llego desde Venezuela, donde alcanzó con gran éxito y reconocimiento e hicimos amistad y conexión inmediata, recibiendo apoyo y solidaridad siempre”, dice Leonel Lirio, un diseñador consagrado que sabe reconocer “al dedillo” la calidad en cada pieza y “en cada persona”.
“En las dos últimas ediciones de los Premios Soberano tuve el privilegio de que el mismo llegó a mi taller, portando un traje para que yo lo luciera, un detalle que sólo él tuvo conmigo y que nunca olvidaré. La chacabana pierde a un aliado, el país a un magnífico ciudadano y la moda a un gran ejecutante, transformador del estilo tropical, admirador de las formas femeninas y portador de un gran corazón, que hoy le dio su último latido. Tus hijos continuarán tu legado, tu país el respeto por tu nombre y tus amigos guardaremos tu recuerdo. ¡Vuela alto maestro, que la luz y el blanco de tu ropa guíen tu camino hacia la eternidad!”, concluye.