“El Sur”, novela de Adelaida García Morales: Letras en el cine

Una de las múltiples ediciones de “El Sur” / “Bene”, dos novelas breves reunidas en un mismo tomo. 2-Adelaida García Morales escritora de la novela “El Sur”.

Una de las múltiples ediciones de “El Sur” / “Bene”, dos novelas breves reunidas en un mismo tomo. 2-Adelaida García Morales escritora de la novela “El Sur”.

La grandeza cinemato­gráfica de los pueblos nace de su mejor lite­ratura.

De Rusia a Fran­cia, de España a Italia, de Estados Unidos a Alemania, el cine no le ha dado la espalda a la creativi­dad de sus autores.

Miles de guiones parten de no­velas y cuentos célebres. Y, en al­gunos casos, los cineastas se han inspirado en textos internaciona­les como tributo a literatos inol­vidables, admirados y forjadores del pensar.

Tal vez, una parte de estas cin­tas no están a la altura de lo escri­to, pero es innegable la presencia de historias valiosas, huellas visi­bles de tiempo y espacio diversos.

La mayoría de estos textos ha­blan de un alto nivel profesional. Los cineastas han legado a la pos­modernidad, con mirada renova­da, creaciones distintas.

Un buen guion no necesaria­mente debe copiar al papel car­bón la obra literaria. Sí debe par­tir de ella y, en su momento, apartarse del canon narrativo pa­ra dar paso al mundo de las imá­genes en movimiento.

Entre cine y literatura no hay matrimonio, ni divorcio. Ca­da uno trasciende lenguajes dis­tintos. La prosa fluye a través de las palabras, mientras que el ci­ne unifica oficios y tecnologías en pos de una puesta en escena inol­vidable, resistida a morir.

Adelaida García Morales (Ba­dajoz, 1954-Sevilla, 2014) forjó una exitosa carrera. Sus novelas impactaron en diversos eventos de su tiempo, y alcanzaron nota­ble lectoría. Muchas editoriales españolas las trascendieron con independencia del éxito comer­cial: Plaza Janés, Debate, Anagra­ma, Anaya, Alfaguara, Planeta y Alianza.

Su vida En los años setenta se traslada a Madrid donde estudia escritura de guiones y conoce a quien sería su pareja por más de veinte años, el cineasta Víctor Erice. Aunque comienza a publicar a principios de la siguiente década, su nombre salta a la fama, a mediados de los años ochenta, gracias a la magia del cine. Su novela corta, “El Sur”, pudo verse en la gran pantalla gracias a la impronta de su com­pañero sentimental. La obra alcan­zó éxito de crítica y público. Entre otros méritos, fue Selección Oficial en el Festival Internacional de Can­nes y también se distinguió en otros eventos, como Chicago, Burdeos y Sao Paulo.

La novela “El Sur está escrita en primera persona del singular. Su estructu­ra formal parte de la historia de un hombre (judío sefardí), narrada por su hija, una niña de diez años. El ar­gumento parece simple, pero no lo es. A medida que la infante avanza en edad, la narración se complemen­ta con una aureola de misterio alre­dedor de la figura paterna. Sus ha­llazgos familiares hallan respuesta con el transcurso de los años.

En la medida que la menor va per­diendo su inocencia el relato ad­quiere nuevos enigmas. La auto­ra se encarga de incluir, de forma paralela a la intriga, el amor y res­peto hacia la figura paterna. “El Sur” demuestra que un escritor puede trabajar la sicología de sus personajes desde edades tempra­nas, en este caso, la madurez de la protagonista llega mientras su experiencia avanza. Por ello la es­tructura literaria viaja de la admi­ración hasta el desconcierto sin grandes sacrificios formales.

La novela envuelve la doble vi­da de un hombre que no pasa inadvertida. Los recelos de su esposa también alimentan la duda de la menor.

La novela propone el due­to padre e hija. La autora mol­dea su prosa con exquisita sen­cillez. Los símbolos abundan como referencia de elementos que marcan la personalidad de cada quien. Símbolos (como el péndulo) son elementos incor­porados a la trama como sig­nos en apariencia incompren­sibles, pero necesarios para entender la evolución de esta menor, tanto en su físico como en su lenguaje. El personaje del padre adquiere protagonis­mo por la narrativa descrip­tiva,. García Morales lo dibu­ja oscuro, casi sin voz. Lo que sabemos de él nos llega por el discurso de la protagonista: su retrato no es hablado. Mientras la niña es la detective, él, con sus silencios, intenta ocultar su anhelo de sobrevivir junto a una familia que debió ser otra. El tiempo narrativo va destru­yendo sus propias máscaras. Este hombre recurso solo tiene consuelo dentro de la soledad co­mo arma preferida.

“El Sur” viaja de sorpresa en sorpresa. No solo es un punto de referencia geográfica, sino un destino inalcanzable.

Las subtramas que García Mo­rales incluye en su obra comple­mentan la indagatoria filial. Ya adolescente, la joven viaja a la re­gión que fue centro de la vida de su padre en busca de respuestas.

La novela tiene otro final que el cine pasó por alto. Ese final deja­do a un lado se visionó, años des­pués, como una saga del primer proyecto que nunca cuajó por fal­ta de recursos.

“El Sur”, como novela, es co­mo una flecha lanzada al desgai­re que impacta en el centro de la diana. García Morales no acude al crimen, al robo, al terror o lo des­conocido como recursos del mis­terio.

Por el contrario, los sentimien­tos humanos, los secretos familia­res y la obseción por una vida mal elegida envuelven al lector en una aureola de misterio, al igual que su trama inolvidable.

SEPA Ficha técnica País: España. Primera edición: 1981. Género: Novela. Autora: Adelaida García Morales. Páginas: 94. Editorial: Anaya. Sinopsis: Una niña de diez años va descubriendo los secretos que esconde su progenitor, un judío sefardí quien parece obsecionado con su propio pasado, el cual prefiere llevarse a la tumba.