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FÁBULAS EN ALTA VOZ

En el Mirador no hay bicicleta para gemelos

Desde hace un tiempo a la fecha, se han incrementado los embarazos múltiples. Aquí no diremos la razón, ese debe ser un trabajo de investigación. Lo cierto es que, así como han aumentado estos casos, ha subido la tendencia de visitar el Mirador Sur para recreo y entretenimiento familiar. Y, como dicen en los campos, hay que ponerse en los zapatos del otro para saber lo que se siente en determinados momentos. Yo me puse en los de Aimée, madre de José Guillermo y Armando, gemelos con cuatro años de edad, y quien se queja de que las bicicletas del parque no tienen sillitas para dos. Tuvo que alternar las vueltas con uno y con el otro librando “una batalla” de quién primero y quién después. Uno llorando y otro riendo.

¡Se quejó Aimée!

Como toda madre, no sabía cómo lidiar con la situación evitando tener preferencia con uno o con el otro. Una tarea nada fácil. Así que, tomándole la palabra: “Marta, escribe algo para que en el Mirador del Sur tengan bicicletas para gemelos”, decidí llevarla a una ciudad fabulosa. Aceptó el viaje y con sus dos “pilicos” como le llaman cariñosamente a sus hijos, llegó al lugar. Un parque inclusivo estaba listo para ella disfrutar a plenitud con sus vástagos. Lo primero que había era un contingente de seguridad que garantiza a las familias pasar momentos agradables en el lugar sin ningún tipo de preocupación. Columpios, patinetas, bicicletas y patines, todos diseñados para cada necesidad, abundan en el espacio recreativo. Ella, como era de esperarse, escogió su bicicleta con sus dos sillas, y feliz paseó a sus niños por todo el parque. Ella al volante.

No quería regresar

Durante su estadía en aquella ciudad fabulosa, aprovechaba para invitar al grupo de madres con gemelos y mellizos al que pertenece, para que fueran a vivir la bonita experiencia. Ellas también se quejan de que en su realidad no existe esa opción que tanto les aportaría a la tranquilidad de madres y padres, y a la de sus hijos. Acudieron a su llamado y felices disfrutaron de cada juego, de cada atracción para sus niños y niñas, pues aquí no queda uno feliz y otro llorando. Todos, sea con papá o con mamá, viven juntos sus aventuras recreativas. Por eso no querían regresar.

No es algo de vida o muerte

Aimée sabe que no es algo del otro mundo, pero como madre, a ella y a sus amigas les “parte el alma” cuando deben negociar con uno de sus gemelos para pasear por el parque cuando en verdad lo que quieren es compartir risas y vivencias juntos. Por esto, ellas coinciden en llamar a las autoridades competentes del Mirador del Sur para que les cumplan este “inocente” deseo por partida doble. Claro, después vendrán las que tienen tres, cuatro... porque en el Mirador no hay bicicletas múltiples.

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