La Vida

¿Nuestro hijo está sufriendo algún maltrato?

La tendencia al aislamiento puede tener distintas causas. Foto de Margarita García Marqués

Desde edades tempranas hasta la adolescencia, los menores pueden sufrir maltratos físicos o psicológicos, o abusos sexuales, en su entorno familiar o social, según una psicóloga clínica especializada en infancia, que ofrece algunas claves para detectar y abordar este problema, que es más frecuente de lo que se cree.

Aunque puede ser por otras causas, si una hija o un hijo presenta una agresividad descontrolada, tendencia al aislamiento, conductas sexualizas no acordes a la edad o dificultades para relacionarse, ello podría ser un indicador de que está sufriendo un abuso, según la psicóloga clínica Margarita García Marqués.

Para poder detectar y abordar un posible maltrato o abuso, García Marqués recomienda a los padres que hablen con sus hijos y obtengan su confianza, ya que una buena comunicación ayudará a que los menores puedan contarles lo que les está ocurriendo y dialoguen sobre aquello que les hace sentirse mal.

Para abrir la comunicación con un niño de seis a once años, se le puede decir: “últimamente te veo ausente, triste, enfadado” (u otra cosa que los padres noten), “tengo la sensación de que te pasa algo difícil que guardas dentro” o “me gustaría que pudieras confiarme lo que te pasa, quizá pueda ayudarte…”.

¿Su hija o hijo pequeño, en la pubertad o adolescente exhibe conductas o actitudes sexualizadas? ¿Muestra conocimientos sexuales no adecuados a la edad que tiene o muestra más interés por la sexualidad que los niños de su edad?

¿Su hija o hijo está experimentado regresiones a etapas anteriores de su desarrollo que ya había superado, por ejemplo, muestra una falta de control de sus esfínteres cuando ya los controlaba o se olvida del lenguaje o las palabras que antes manejaba?

Por otra parte ¿muestra una inusual tendencia a aislarse, a replegarse sobre sí mismo o a autolesionarse? ¿A veces lo nota deprimido? ¿Tiene dificultades para relacionarse con sus iguales, o muestra una agresividad que no puede controlar?

Aunque estas conductas o actitudes inusuales o “raras” pueden tener diferentes causas, también podrían ser indicios de que nuestra hija o hijo están sufriendo alguno de los cuatro tipos básicos de maltrato que pueden afectar a los menores: físico, psicológico, sexual o a causa de una negligencia, explica la psicóloga clínica Margarita García Marqués.

García Marqués es una psicóloga clínica especializada en infancia, autoestima y abusos, fundadora de la Asociación para la Sanación y la Prevención del Abuso Sexual Infantil- AspaSi (http://aspasi.org), directora del Centro Hara de terapias psicorporales (www.centrohara.es) y pionera del método terapéutico del Niño Interior en el mundo hispanohablante.

Señala que uno de los maltratos más frecuentes a un menor es el abuso sexual, que ocurre “cuando un/a adulto/a o niño/a mayor o incluso un grupo de niños humillan, vejan o ridiculizan la sexualidad o los genitales de otro niño/a”, según García Marqués.

Esto sucede “cuando se enseña pornografía al menor, se lo estimula sexualmente mediante la palabra o la exhibición, se lo expone o se lo fotografía desnudo con intenciones sexuales, o se mantienen relaciones sexuales delante suyo”, explica esta experta en su último libro “La prevención, la mejor protección contra el abuso sexual infantil”.

Distintos tipos de situaciones abusivas.

Un abuso sexual infantil o ASI también es una situación en la cual un adulto o un adolescente utiliza a un niño o niña menor para satisfacer su propia sexualidad o para estimular sexualmente al menor, o cuando uno o varios niños de la misma edad, fuerzan a otro niño sexualmente.

En muchas ocasiones el ASI va acompañado del abuso físico (violencia ejercida sobre el cuerpo del menor) y/o psicológico (actitudes, palabras y conductas negativas y nocivas hacia el menor) y/o negligencia (cuando no se atiende sus necesidades física básicas), según puntualiza esta experta.

Los indicadores o señales de que un menor está siendo maltratado que pueden ser percibidas por sus padres, dependen del tipo de maltrato que esté sufriendo, según García Marqués.

Señala que algunos indicios son generalizados para todas las edades, y otros están relacionados con distintos tramos de edad, y varían dependiendo de si el menor tiene menos de seis años, entre seis y once años, y de doce a catorce años.

En el caso de que un menor esté sufriendo un ASI, uno de los indicios de este abuso es el fenómeno de identificación con el abusador. Esto consiste en que el menor les haga a otros niños más pequeños o de su misma edad, lo mismo que le han hecho a dicho menor, cometiendo abusos similares a los que ha sufrido.

“Si tenemos sospechas de que le puede estar pasando algo a nuestro hijo porque tiene varios síntomas indicadores, podemos recurrir a preguntas o frases abiertas, para poder habar de aquello que le causa malestar”, explica García Marqués.

Para abrir la comunicación con un niño de seis a once años, podemos recurrir a expresiones como “últimamente te veo ausente, enfado o triste” (u otra cosa que los padres noten), “tengo la sensación de que te está pasando algo difícil que guardas dentro” o “me gustaría que pudieras confiarme lo que te pasa, quizá pueda ayudarte…”.

Cuando se normaliza lo que es normal.

Los maltratos en general se suelen dar tanto dentro como fuera de la familia, aunque en el caso específico del ASI, hasta el 87 por ciento de los episodios ocurren en el entorno familiar del menor, explica a García Marqués a EFE.

Señala que la edad a la que los menores sufren malos tratos en el ámbito familiar, van desde cuando son bebés hasta la adolescencia.

Sin embargo, cuando son maltratados en su ámbito familiar 'normalizan' (viven como algo normal) ese maltrato, ya que es la realidad que conocen y no son conscientes de que las cosas podrían ser de otra manera.

“El maltrato está tan incorporado dentro de la familia que el menor no supone que la cosas puedan ser de otro modo. Es algo normal en el entorno donde vive", señala esta psicóloga.

En lo que respecta al maltrato sexual “en AspaSi atendemos a muchos menores de 8 años que son víctimas de abuso sexuales, la mayoría en el ámbito familiar. A partir de esta edad los abusos comienzan a ocurrir también fuera de la familia”, puntualiza.

Explica que los niños no revelan el abuso sexual entre otras razones porque además de vivirlo y considerarlo como algo que ocurre normalmente en su entorno familiar, siguen queriendo al maltratador y en muchos casos dependen de esa persona.

“Al considerar el ASI como parte de la normalidad, desconocen que podrían protegerse de ese abuso”, recalca.

Claves para prevenir el maltrato infantil.

Para prevenir el maltrato, García Marqués considera “importante dar charlas sobre la prevención y detección del ASI, así como proporcionar información y formación en los colegios y otros centros, tanto a los padres como a los profesionales que trabajan en el entorno de los menores, para que todos sean capaces de detectar los indicios de un posible abuso”.

Señala que “lleva más de 14 años impartiendo formaciones sobre el ASI a maestros, trabajadores sociales, psicólogos, pedagogos, educadores sociales y otros profesionales de distintos ámbitos”.

Consultada por EFE sobre qué pueden hacer los padres si detectan que una hija o hijo está sufriendo malos tratos o abusos, está psicóloga les recomienda “escuchar activamente al menor, sin negar, dramatizar ni exagerar lo que está contando”.

Para esta especialista es importante que los padres mantengan “una actitud tranquila y abierta, respirando con lentitud y profundidad, escuchando al menor con atención sin mostrar una preocupación excesiva, y que pongan por escrito lo que el menor les cuenta, lo más literalmente posible”.

La fundadora de AspaSi recomienda a los padres que “calmen a su hij@ diciéndole que harán todo lo posible para protegerle y para que lo que le ha sucedido no le ocurra más”.

También aconseja llevar al menor a un psicólogo especializado en abusos para que determine y recoja pruebas de lo que el menor ha narrado, así como a un médico si el menor tiene síntomas físicos indicativos de un ASI, como las autolesiones o heridas en los genitales.

La consulta a un profesional no solo es necesaria para ayudarle al menor a reparar el daño psicológico que ha sufrido, sino además para recabar información y tener pruebas que respalden lo que cuenta y poder así protegerlo, sobre todo si el maltratador es un miembro de la familia, según García Marqués.

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